Este viernes es el Día del Cacao y queremos invitarte a celebrarlo con Óbolo Chocolate, el primer “bean to bar” de nuestro país y premiado mundialmente. En una tarde lluviosa, compartimos un chocolate caliente con su fundador, Mark Gerrits, un sociólogo que traspasó todas sus experiencias en la selva amazónica a sus barras de chocolate. Descubre a través de su Historia con Sabor, cómo Óbolo representa un regalo en agradecimiento a las tierras de Latinoamérica.
Mark nació en Estados Unidos, específicamente en el estado de Wisconsin. Desde el norte del continente arribó a nuestro país para revolucionar la escena del cacao y del chocolate, pero antes realizó un viaje que lo llevó a conectar con las raíces de Latinoamérica. “No tengo ni una gota de sangre latina, pero estudiando me picó el bicho por conocerla”, comenta riendo e invitándonos un riquísimo chocolate caliente en su chocolatería.
En 1988, entre el penúltimo y el último año de preparatoria, visitó Chile por primera vez. Motivado también por el amor, a raíz de una chilena que había conocido. Este trotamundos, relata como una experiencia muy interesante haber conocido esta larga franja de tierra. Un viaje que en definitiva le abrió los ojos hacia el sur del mundo. A tal punto, que decidió estudiar sociología con enfoque en Latinoamérica.

Una vez finalizado su ciclo universitario, viajó nuevamente a distintos lugares del continente para adentrarse más en sus culturas. Lo que en un principio eran tres meses de vacaciones, se extendieron a 30 años –hasta la actualidad- en América Latina, recorriendo desde la Patagonia Argentina hasta México, para luego radicarse en Chile.
DESCUBRIENDO LA CULTURA DEL CACAO
En el primer año de esta travesía, 99-00’, Mark cuenta que tomó dos decisiones sumamente importantes. La primera fue no volver a Estados Unidos, y la segunda, dedicar su vida a trabajar en temas sociales y ambientales. Esto último lo llevó a vivir en la selva ecuatoriana junto a comunidades nativas –entre el 2001 y el 2003- trabajando en proyectos de salud, educación y reforestación de sus bosques.
“En ese tiempo me di cuenta que cultivaban un cacao de muy buena calidad, que vendían a intermediarios en la selva por un precio muy barato. Y luego se terminaba exportando desde Guayaquil a Europa con cero réditos para ellos. Se perdía una oportunidad para el desarrollo de su identidad en torno al cacao, elaborando su propio chocolate y financiando a través de aquello todos estos proyectos sociales y ambientales”, dice el sociólogo respecto a lo injusta que encontraba dicha situación.

Por lo mismo, junto a una ONG medioambiental levantaron un proyecto utilizando el cacao para hacer chocolate, de tal manera que todas las ganancias fueran hacia la comunidad. ¡Ese fue el primer acercamiento de Mark al mundo del chocolate! Un bello encuentro abrazando los granos del cacao y a las comunidades que por siglos habían interactuado con esta materia prima.
FELICIDAD Y PLENITUD EN TORNO A LA FAMILIA Y EL CHOCOLATE
Finalizando su estadía en la selva ecuatoriana, en 2003 volvió a Chile, radicándose en Valdivia. Allí estuvo 10 años trabajando para una organización internacional en distintas partes de la Patagonia Chilena y Argentina. Y también, en Bolivia y en Perú. Una década que marcaría el fin de una etapa y el nacimiento de otra.
El 22 de abril de 2013, ya viviendo en Santiago, nació su hija Emma… ¡Justo en el Día de la Tierra! Todo muy conectado con la esencia de este emprendedor y la de su pareja, quien también trabajaba en proyectos ambientales. “Acá se dice que los hijos llegan con una marraqueta debajo del brazo. Emma llegó con una barra de chocolate debajo del brazo”, comenta entre risas.
Un mes después del nacimiento de su hija, mientras la familia descansaba, Mark contemplaba la noche disfrutando de una copa de vino. Alegre por todo lo que estaba viviendo, reflexionaba cuándo se había sentido tan realizado como en aquel momento. Y en ese instante, el vino que bebía perfiló las notas a cacao que guardaba con tanto cariño en su mente. Haber formado parte de un trabajo en conjunto con las comunidades alrededor del chocolate, en plena selva amazónica, generó sensaciones de mucha plenitud para este sociólogo.

Esa noche sintió que se había encendido una chispa en él, algo que comenzaría a encaminarlo a un nuevo proyecto de vida. Proyecto que tiene una anécdota curiosa desde su concepción… Mark desde pequeño era alérgico a este alimento, pero lo que aprendió después de su grata experiencia con las plantaciones de cacao, es que probablemente la alergia se debía a algún ingrediente del chocolate industrializado.
La primera señal de que ese era el camino fue unas semanas después, cuando se enteró de la realización de la una Feria del Chocolate en CasaPiedra. “Quise ir a ver lo que estaba pasando con el mundo del chocolate en Chile”, indica. Recorriendo los diferentes stands y conversando abiertamente con sus expositores, le llamó mucho la atención que todos hablaran de: “traemos el mejor chocolate del mundo; belga, francés, etc”.
Si el cacao viene de la Amazonía Sudamericana… “¿Por qué mejor no ir por tu propio cacao y hacer tu propio chocolate? ¿Por qué depender de esta cobertura industrial traída desde Europa?”, se preguntaba. “Ese chocolate trae una enorme huella de carbono. Viene del cacao africano donde no es nativo y ha provocado una gran deforestación”, recalca.

Las respuestas que fue recibiendo eran: “que no se podía hacer”, “que era muy difícil hacerlo”, pero este emprendedor sabía que no era imposible. Ese día, se fue de aquella feria con la intención de demostrarles a todos que en Chile sí se podía hacer chocolate “bean to bar”, “del grano a la barra”.
ÓBOLO, UN REGALO A LATINOAMÉRICA EN AGRADECIMIENTO POR TODO LO VIVIDO
Tres meses después, habiendo conseguido la materia prima, la maquinaria y tras repasar los conocimientos obtenidos en las plantaciones, ya estaba haciendo chocolate a pequeña escala. Gracias a su estadía en Ecuador, comprendió la importancia de la fermentación del cacao, su secado y el tostado. Igualmente todo fue ensayo y error. No había ningún lugar donde ir a aprender, así es que todo era autodidacta.
Por razones laborales muchas veces viajaba a Perú, donde aprovechaba para fortalecer una red de contactos y seguir perfeccionando sus conocimientos con comunidades amazónicas. Durante dos años sostuvo esta elaboración como un pasatiempo, recibiendo muy buenos comentarios por parte de sus amistades.

En 2015 renunció a su trabajo y tomó el aire suficiente para sumergirse en una piscina repleta de chocolate. La meta fue armar una empresa familiar, constituida con una resolución sanitaria para poder hacer chocolate en casa. Actividad que realizó hasta 2017, cuando abrió su local en Barrio Italia; Óbolo Chocolate.
“Todo lo que soy hoy en día es gracias a las experiencias y a las personas con las que he interactuado en estos últimos 30 años. Manteniendo esa conexión con la selva, trabajando directamente con su cacao y con la calidad por delante, es mi forma de devolverles la mano. Óbolo significa ‘regalo’ y es mi regalo a Chile y a Latinoamérica”, expresa Mark, inspirado en los orígenes de la palabra en la Antigua Grecia; que también denota su uso en Mesoamérica como moneda de cambio.

EL PRIMER BEAN TO BAR DE CHILE Y SUS CHOCOLATES ENDÉMICOS
Desde el 2017 en adelante, Mark buscó con Óbolo -el primer Bean to Bar de Chile- elaborar chocolate de calidad mundial; con un impacto ambiental y social positivo, y empezar a culturizar sobre el cacao en nuestro país. Presentándonos a Brayan, su “head chocolate maker”, detalla cómo fueron armando el equipo de su emprendimiento: “Si tienes ganas de aprender, aquí enseñamos y capacitamos cómo hacer chocolate y cómo hacerlo juntos, en equipo. Además, Brayan por ejemplo ha visitado personalmente el Salón del Cacao en Perú y sus plantaciones en la selva amazónica”.
La metodología que emplean es desde el grano a la barra; recoger tú mismo el cacao y pasar por todo el proceso hasta la barra u otro subproducto, como chocolate. ¡100% natural y de calidad, con la materia prima traída directamente desde la Cooperativa de Pangoa en Perú!

Una propuesta que ha sido premiada a nivel internacional por la Academy of Chocolate Awards como una de las mejores del mundo. Galardones que también le han permitido posicionarse en góndolas de diferentes países y representar a Chile con su línea de chocolates endémicos; con rica-rica, avellana chilena, merkén, murta, distintas cepas de vinos, etc.
A partir del 2021, saliendo del complicado momento de la pandemia, habilitaron su espacio de cafetería para que disfrutes las bondades de su producto en formatos bebestibles. Tiéntate con un exquisito chocolate caliente visitando su cuenta de Instagram y su página web, donde podrás enterarte de toda su oferta chocolatera. ¡Te recomendamos probar la Gianduja, una crema de avellanas y cacao orgánico sencillamente deliciosa!

CONTENIDO EDUCATIVO Y CHOCOLATE BARISTA
Invitándote a visitar su terraza y su espacio educativo sobre el cacao al interior de la tienda, desde el emprendimiento señalan estar retomando su contenido de difusión y académico, diseñando actualmente unos módulos en colaboración con la Escuela de Baristas. Y también hacen el llamado a quienes quieran contar con su chocolate caliente, a comunicarse directamente con ellos. Hace pocas semanas, salieron al mercado con un Chocolate Barista que ya circula por distintas cafeterías de la capital y en regiones.
Por último, para celebrar el Día del Cacao, este viernes estarán haciendo una charla y una cata sobre «El viaje del cacao, desde su cultivo en la amazonía hasta el chocolate». Contáctalos directamente al DM de su Instagram para enterarte de los detalles de los horarios y los diferentes estados del cacao que podrás probar.

Comparte esta Historia con Sabor de Mango Merkén con tus amig@s y familiares como una invitación a probar estos exquisitos chocolates.
Dirección: Av. Italia 1584, Barrio Italia, Santiago
Horarios: lunes a domingo de 10:00 a 20:30 hrs
Instagram: @obolochocolate / Web: obolochocolate.cl
Correo: in**@************te.cl
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