“En nuestra tienda encontrarán alimentos hechos con el corazón”. Esa es la bienvenida que te dan Daniel Blanco y Mauricio Krippel con su emprendimiento “El Local”. Un hermoso y pequeño emporio ubicado en Ñuñoa, pero gigante en relación a su propuesta. Un viaje gastronómico por Chile -de norte a sur- en búsqueda de alimentos con identidad local y de origen campesino para que los disfrutes en tu mesa. ¡Abróchate el cinturón y acompáñanos por este recorrido en una nueva Historia con Sabor de Mango Merkén!
Nuestra larga y angosta franja de tierra tiene una diversidad de productos que merecen ser conocidos y reconocidos por su valor gastronómico y cultural. Y en esa misión, El Local toma las banderas para liderar una propuesta novedosa en nuestra capital. “Nos gusta comer rico, artesanal y diverso”, dicen los emprendedores detrás del proyecto: Daniel Blanco y Mauricio Krippel.
Haciendo un recorrido por Chile a través de los sabores y productores locales, abrieron un emporio en Ñuñoa donde puedes encontrar infinidad de alimentos provenientes de Salamanca, Chiloé, Frutillar, Faja Maisan, Visviri… recónditas localidades que se dan a conocer a través de El Local. Sus dueños nos reciben en este “mercadito” nacional con más de 50 productos -con identidad local- que varían según la temporada.
¡La escena es maravillosa! Imagina ir viendo y conociendo alimentos que no sabías de su existencia: como la mermelada de copao, las cuelgas de cholgas y piure o cochayuyos de distintos colores. Todos ellos, rotulados con su lugar de origen y productor. ¡Observar la tienda literalmente es un viaje! Y en ese viaje, Daniel y Mauricio reconocen que uno de los principales motores que impulsan su proyecto es relacionarse con los productores que van conociendo en el camino. Conocer la trazabilidad de los alimentos que ofrecen conversando con los emprendedores y cómo elaboran sus productos.
Consumir local es cuidar el medioambiente, promover una alimentación más saludable, apoyar a pequeños emprendedores, apostar por una economía alimentaria con precios justos, un consumo más responsable y apoyar prácticas agrícolas sostenibles y orgánicas.
Mientras disfrutamos de un picoteo para amenizar la conversación, indagamos en la Historia con Sabor de estos tremendos emprendedores.
INICIANDO ESTE VIAJE POR LA GASTRONOMÍA
Daniel es de Puerto Montt, nacido y criado en el sur. Cuando cumplió 18 se vino a estudiar a Santiago y entró a estudiar Antropología en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, donde estuvo 2 años y medio. Se cambió a estudiar cocina al Culinary, también en Santiago. Su pasión por la gastronomía viene de la crianza con sus abuelos. De ahí que se involucró desde chico en la cocina, revoloteando y aprendiendo mientras alucinaba con los aromas de las preparaciones de su abuela.
Titulado trabajó en restaurantes, banqueteras, eventos y en pastelería también. Con su experiencia, se le dio la oportunidad de empezar a hacer clases -en la misma institución donde estudió- relacionadas a educación y cultura: Patrimonio Culinario Chileno. Siempre había tenido un interés por la historia, saber más sobre la alimentación y esta oportunidad removió ese deseo mucho más.
“La comida es cultura. Los alimentos no flotan en el aire, tienen un territorio, técnicas de producción, métodos de conservación. Los estudios culturales de hoy en día de gastronomía están muy de la mano con las Ciencias Sociales”, recalca demostrando su pasión académica.
A medida que se fue involucrando en el tema, comenzó a participar de un movimiento llamado Slow Food -en su versión chilena– que busca promover la alimentación consciente, saludable, agroecológica y local.
Por otro lado, Mauricio es de Padre Hurtado, cerca de Talagante. Creció toda su vida en el campo. Al salir del colegio entró a estudiar gastronomía, también en el Culinary. ¡Los caminos de estos emprendedores comenzaban a juntarse! “Di algunos pasos por cocinas, pero nunca me gustaron tanto los sartenes”, dice contándonos que disfrutaba más cocinando para los amigos.
Terminando el Culinary empezó a trabajar en el Ñam como parte del equipo de producción. Después de un tiempo se independizó y abrió una distribuidora de alimentos que se llama De Mercado. Principalmente trabaja vendiéndole alimentos al Estado, ejército, municipalidades, ministerios, a través de licitaciones públicas. Sin saberlo, este proyecto iba a ser un salto para uno de sus sueños.
Desde joven Mauricio siempre participó en voluntariados, pero no había encontrado la manera de relacionar ambas facetas hasta que conoció a Slow Food Chile. “Ahí nos conocimos con el Dani y nos hicimos amigos”, 2014-2015, comenta sonriente por el momento en que cruzaron sus destinos. Al tiempo, empezaron a ver la posibilidad de tener un negocio juntos que se relacionara con traer a Santiago los alimentos que iban descubriendo a través de productores locales con Slow Food.
El clic para darle el vamos a esta idea fue después de un encuentro nacional del movimiento, donde se hicieron distintas preparaciones y todo el mundo llevaba productos de lo que tenía en sus tierras, de la región que fuera.
“Para nosotros fue una cuestión mágica poder sentarnos a la mesa con campesinas, dirigentes, activistas, a compartir una diversidad de cosas que nunca habíamos visto mientras estudiamos gastronomía”, reconocen Daniel y Mauricio. Eso era, cómo conectar sus gustos por la comida y estos nuevos sabores con el mundo social.
DESTINO: EL LOCAL
Todos los caminos conducían a El Local, un emporio de alimentos regionales, campesinos y agroecológicos. Una invitación a recorrer las distintas regiones de nuestro país y descubrir su identidad cultural a través de los alimentos. Su nombre lo dice todo, relacionado justamente a esta idea de promover el consumo local.
Mauricio tenía un espacio que utilizaba como bodega para su distribuidora de alimentos y podía ser la nueva casa de El Local. Además, podía aprovechar el espacio de los transportes de De Mercado que volvían vacíos de sus entregas por Chile (que con la pandemia se incrementaron) y proveer la propuesta de este nuevo emprendimiento. Con esto solucionaron un gran problema que tenían, la logística.
La aventura comenzó en diciembre de 2020, aunque aclaran que las obras empezaron antes porque armaron el espacio ellos mismos, sumado a los viajes para recolectar la primera tanda de productos. Las redes de contactos ya las tenían hechas por Slow Food Chile, así es que la búsqueda de estos alimentos se les facilitó.
Sus viajes los definen como toda una aventura. Desde ir y descubrir más riquísimos lugares de zonas que ya conocen, hasta seguir un camino por la mera indicación de un letrero en medio de la nada. Así han conocido a grandes productores y mejores personas a lo largo de todo Chile.
La recepción ha sido muy buena, acercándose distintos tipos de públicos hasta su tienda. Desde conocedores de estos alimentos regionales, hasta gente que busca diversificar sus preparaciones en cocina. Tuvimos la suerte de probar exquisitos productos mientras indagamos en los detalles de su sabrosa historia.
Queso de cabra cordillera -con 8 meses de maduración- proveniente del Valle de Cuncumén, sector cordillerano de Salamanca. Queso mantecoso de Faja de Maisan, cerca de Pitrufquén en la Región de la Araucanía. Charqui de llama de Visviri y de burro de Tahuinco. Y mermeladas de copao de La Cantera (Coquimbo) y de frambuesa-cochayuyo de La Pampilla, Región de Los Lagos. ¡Increíble la textura y sabor que le aporta el cochayuyo!
*Encuentra todos estos productos, vinos naturales, artesanías, charcutería artesanal y más cosas en su tienda física o coordinando despachos a través de su WhatsApp en la BIO de Instagram.
PRÓXIMA PARADA: ¿BAR EL LOCAL?
“Un lugar donde se puedan ir a tomar vinos naturales, por ejemplo. Diversidad de licores y tragos campesinos que existen en Chile. Y acompañados de un buen picoteo”, dice Daniel entusiasmado con la idea de jugársela por una propuesta de bar. El proyecto sería impulsar el concepto de la tienda a través de este bar, dando a conocer los productos y fomentando su uso con las distintas preparaciones que se pueden hacer con ellos. “Un puré de arvejones acompañado de un pedazo de cabrito asado”, imagina Mauricio.
En definitiva, mostrar sus alimentos campesinos, regionales y agroecológicos de una manera más atractiva para que la gente conozca, aprenda, se entusiasme y compre. ¡Gran proyecto!
Te invitamos a seguirlos en sus redes sociales y estar atent@s a todas las novedades que esta tremenda propuesta tiene para ustedes. Comparte esta Historia con Sabor de @mango.merken con tus contactos e invítalos a un recorrido gastronómico por Chile.
Dirección: Av. Diego de Almagro 5435, Ñuñoa.
Horarios: Lunes a viernes de 10 a 19 hs y sábado de 10 a 14 hs.
WhatsApp: +56976328303
Instagram: @ellocal.cl