En una nueva ruta de Mango Merkén por la VI Región, conocimos una historia de amor que prevalece en el corazón de los rancagüinos: la fábrica de Primor. Una empresa familiar que ha mantenido viva la tradición de sus papas fritas durante 50 años, preservando todo el sabor de su fundadora, Doña Rosa Cáceres. La Rosita, quien desde la cocina que vio nacer su producto, con 93 años que gozan de buena salud y una memoria intacta -al igual que la calidad de sus papas fritas- nos compartió un pedacito de su Historia con Sabor.

Jorge Ávila es tercera generación de la familia de Primor. Nieto de Doña Rosa, nos recibe como el actual gerente de operaciones de la empresa para darnos un recorrido por la fábrica. En la entrada, nos ponemos la cofia para introducirnos en el proceso final del producto: el embolsado. Una máquina automatizada, se encarga de envasar 10 bolsas de 230 gramos de papas fritas por minuto. 

En la siguiente estación, una freidora gigante -que en ese momento freía unas papas hilo- nos despierta el apetito por conocer esta Historia con Sabor. Aquí, Jorge nos explica la importancia de hacer dicho proceso de forma manual, Por último, llegamos al lavado, cortado y secado de la papa, poniendo fin a nuestro primer recorrido. 

El hogar, el alma del emprendimiento

La conversación no cesa, al igual que su producción. Mientras caminamos un par de metros hasta la sala de ventas, Jorge nos cuenta la receta de esta propuesta que suma 50 años de trayectoria. 

A pasos del lugar previamente descrito, y tomando un pasaje al pasado y presente de Primor, llegamos a la casa de la señora Rosa; que actualmente funciona como punto de entrega. Sin embargo, es el lugar dónde nace este emprendimiento y se construye la primera fábrica en el patio, que sigue funcionando cuando hay elevados niveles de producción. 

Al entrar a la cocina, fue un verdadero viaje en el tiempo evidenciar un estilo de decoración de décadas pasadas, que se mantiene impermeable al paso de los años. En la cabecera de la mesa nos espera la señora Rosa con su hija Carolina, actual gerente general de la empresa, quienes se suman a nuestra conversación con Jorge como parte del legado familiar de Primor.  

«Voy a hacer papas fritas»

Remontándonos a los años 60’, Doña Rosa sonríe con el recuerdo de cuando trabajó por un largo período en el campamento Sewell, cocinando para los trabajadores de la mina El Teniente; la cual era administrada por la empresa estadounidense, “Braden Copper Company”. El comensal norteamericano, fanático de las papas fritas, pidió imperiosamente la elaboración de un formato que en la actualidad conocemos como “papas fritas de paquete”. Un producto que, en ese entonces, no existía en Chile. 

Trayendo a la mente esas imágenes viendo cómo se hacían dicha variedad de papas fritas, la Sra. Rosa nos sorprende con unas fotos antiguas mostrándonos su paso por la cocinería en Sewell; también denominado “El Club de los Gringos”, y otras fotos que ensalzan la propuesta familiar de Primor. Además, nos comenta sobre su emprendimiento paralelo de pastelería. Saboreando aún una serie de preparaciones, habla de su especialidad: la torta de milhojas. Aunque, entre risas recalca que las hacía todas, incluso las tortas para novias.

A principios de los años 70’, dejó de trabajar en el campamento. Como dueña de casa, se vio sin trabajo y puso en la mesa sus habilidades. Es más, riendo recuerda con lujo de detalles lo que dijo a viva voz, pensando en la experiencia ganada con la elaboración de las papas fritas en su antiguo trabajo: “Voy a hacer papas fritas, le dije a mi marido. ¿Quién te va a comprar esas tonteras? – Me respondió”. 

“En esta misma cocina y con esta misma maquinita, empecé a cortar y a freír las primeras papas fritas que vendí. Hice tarjetitas, las embolsé y me fui al centro”, describe con extrema ternura, en tanto nos enseña la primera mandolina que utilizó y que aún conserva. ¡Un verdadero tesoro de su emprendimiento!

Cocinando 50 años de historia

Con el boca a boca, se comenzó a hacer cada vez más popular su producto. A fines de los años 90’, habiéndose ganado el corazón del rancagüino y de viajeros que pasaban por la zona, las papas fritas Primor ya figuraban en supermercados locales como Barattini, Hiper Independencia y Supertodo. Es más, dice la leyenda que no podías pasar por Rancagua sin llevarle unas Primor a tus cercanos. 

“Me acuerdo que alrededor de 7 sacos de papas se procesaban a diario. Se hacía todo a mano. Se pelaban, se cortaban en estas maquinitas, y se freían en sartenes común y corrientes”, recuerda la hija de Doña Rosa, Carolina; cuya infancia tiene como imagen, la orgullosa figura de su madre sacando adelante un proyecto que a todas luces, sería familiar. 

Cruzando la cordillera por más y mejores papas fritas, en 1998 viajaron a Buenos Aires; donde adquirieron las primeras máquinas para automatizar el proceso de pelado de la papa, y una freidora que abarcaba una mayor cantidad para agilizar el proceso.

Cosechando el legado de Rosita

Carolina estudió la carrera de contador-auditor, con la idea de entrar al negocio. Tras salir de la universidad, se incorpora al equipo con nuevas ideas. “Yo quería hacer suflés. Me fui a Brasil a comprar la máquina, y traje también la primera envasadora automática. Desde ahí dimos este impulso a diversificar nuestra línea de productos”, afirma una de las herederas de esta tradición.

Para la década del 2000 y con Carolina al mando, sumado a la llegada de nuevas tecnologías, se expandió la variedad de snacks de Primor; incorporando los suflés de papa, queso y tutti frutti, las papas hilo y el maní. Al mismo tiempo, se fueron sumando nuevos supermercados a los que debían proveer: Carrefour, Santa Isabel, Unimarc y Jumbo, con quienes ya cumplen más de 20 años trabajando en conjunto. 

Tras altos niveles de producción, el primer punto de fabricación ya no daba abasto. Con Carolina sola a cargo de la empresa, y con Jorge terminando de estudiar ingeniería civil en estructura, empiezan a planear cómo expandirse. “Mi abuela tenía un terreno con una casa de adobe que la mantuvimos, porque es espectacular como aislante para mantener las papas, y ahí proyectamos la fábrica para producir el doble de lo que se hacía acá”, explica el querido nieto de Doña Rosa.

Tras culminar sus estudios en Santiago, este último relata cómo se empapó de la esencia del negocio. “Venía del área de construcción, pero no sabía de producción. Entonces para diseñar esto me involucré directamente. Me puse a cortar y pelar papas, estuve friendo. Todo, con la finalidad de ver qué se necesitaba proyectar en la nueva fábrica, en relación a números y espacios. La diseñamos de tal forma que se pudiera duplicar la producción que ya se realiza”. 

Nuevos comienzos con nuevos desafíos

Después de 3 años de planificación y construcción, a fines de 2018 se inauguró la nueva fábrica; a unos 100 metros de la primera. Gran noticia, que vino a reafirmar su buen momento tras cerrar acuerdos con Walmart y Tottus en 2017. Lo último, debido a su notable aparición en el ranking Nielsen; catalogados como uno de los mejores snacks. 

De esta forma, se sumaron a su cartera de distribución junto a Monserrat, Tottus, Jumbo, y un sistema de reparto local que mantienen desde sus inicios; que abarca desde San Francisco de Mostazal hasta Requinoa, y remarca la fidelidad de su primer público. El vecino, el amigo, el pariente… 

Previo al estallido social, en el contexto de un trabajo constante con locales como Margó, Buffalo Waffles, Hogs, Achoclonados, entre otros, se potenció la papa hilo como topping para preparaciones de restaurantes. No obstante, la pandemia paralizó la distribución a los restaurantes, que representaban un 10% de la venta total.

Con la reactivación económica de 2021, repuntaron con las ventas y pudieron nivelar nuevamente la frecuencia de distribución, aunque sufrirían otro golpe bajo en 2023. Con el alza del aceite y el aumento considerable del precio de la papa, debieron cerrar una semana por los costos que significaba la producción...

Se instaura la resiliencia en la mesa

“De costarnos 8.000 pesos el saco, pasaron a venderlos a 40.000 pesos. Estas alzas son cada cuatro años. Las tenemos más que estudiadas y consideradas, pero esta vez subió más de 4 veces su valor, entonces preferimos cerrar que quedar en negativo”, indica Jorge. 

Debido a la quiebra de diferentes fábricas y la obtención de un nuevo recurso mediante papas de descarte (pero en óptimas condiciones), lograron salir a flote. Esto, sumado a la llegada de nuevos clientes, a los que abastecieron de suflés mientras esperaban la cosecha de la papa nueva en noviembre. 

Agradecidamente la resiliencia primó, literalmente, y después de 50 años de Historia con Sabor, nos sentamos a la mesa con la familia de Primor para disfrutar un buen picoteo: Papas fritas, papas hilo, maní, suflés y ramitas. En este festín que nos trae un directo recuerdo a los cumpleaños de infancia, destacamos el sabor casero que evidenciamos en su elaboración.

Respecto a sus planes a futuro, Jorge destaca lo siguiente: “Estamos diseñando un nuevo envase que aumentará la duración de las papas en su interior. Y si bien ahora mantenemos nuestras distribuciones con Jumbo, Tottus y Walmart, estamos en conversaciones para sumar a Santa Isabel y Unimarc”. 

¿Qué te pareció esta nueva Historia con Sabor de Mango Merkén en la VI Región? Coméntanos si tienes recuerdos asociados a las Papas Primor. 

Instagram: @papasfritasprimor

Dirección: Germán Ibarra 1188, Barrio Rajcevich, zona norte de Rancagua (sala de ventas). 

*Puedes encontrar sus productos en los supermercados de la capital: Jumbo, Tottus y Walmart. También puedes comprar directo en su página web, dónde cuentan con despacho a todo Chile.