Famosa por su belleza, mitología y herencia cultural, Chiloé sorprende a todos. Su riqueza se deja disfrutar también en su gastronomía tan característica: su tradicional curanto, así como su exuberante variedad de papas, son reconocidos a nivel nacional e internacional. ¡Te invitamos a descubrir todos los platos y sabores que deberías probar en tu próximo viaje a Chiloé!
La Isla Grande de Chiloé y todo su archipiélago es una joya de la X Región. Su cultura y gastronomía únicas han ido tomando fuerza en la zona sur del país, expandiéndose hacia otras localidades de la región de Los Lagos y más al sur hacia Magallanes. Y es que con sus paisajes que deslumbran, su gastronomía que enamora, y su cultura y gente que cautiva, Chiloé es un destino obligado tanto para chilenos como extranjeros.
En la Isla, los visitantes podrán aprender de historia con iglesias que son patrimonio de la humanidad, asombrarse con su mitología única, apreciar la arquitectura singular de los palafitos, y conectarse con la naturaleza en las exuberantes zonas protegidas y Parque Nacional.
Y, claro está, quienes visiten Chiloé podrán disfrutar de su gastronomía, tan famosa como sus tradiciones y mitología. Con elementos heredados del pueblo mapuche – primeros habitantes de la isla – y de los colonos españoles, los platos que se ofrecen en Chiloé cautivarán a quien los pruebe. La cocina chilota se caracteriza por utilizar productos típicos que se extraen de forma local, como son los pescados y mariscos (abundantes al ser un archipiélago), las carnes, los frutos y, por supuesto, las papas: solo en la isla se pueden obtener más de 400 tipos diferentes del tubérculo. Se utilizan tanto en las preparaciones como acompañamiento.
Es común que en Chiloé se realicen grandes celebraciones en torno a la preparación de la comida o al carneo de los animales. Esto se debe principalmente a que antiguamente no había forma de preservar los alimentos por largos periodos, por lo que se aprovechaba lo más posible lo que se obtenía, y se invitaba a la familia y a los vecinos a comer. De todas formas, los intentos por mantener más tiempo la comida derivaron en lo que hoy son los ahumados, la inmersión en grasa (como los chicharrones) y la salazón (como el cerdo y el salmón), formas muy populares de consumir los alimentos.
Como en toda región, hay lugares imperdibles donde comer. Chiloé no es la excepción, y lo mejor es escoger un lugar típico. Algunos de ellos son el Mercado de Castro y la costanera de Ancud, realmente imperdibles. Y en otros sectores y localidades más alejadas, sí o sí debes visitar las “picadas” o restaurantes pequeños, donde podrás gozar del verdadero sabor de la cocina tradicional chilota. Te recomendamos llevar efectivo, ya que el uso de tarjeta no está masificado más allá de las ciudades grandes.
Si quieres disfrutar de un adelanto de lo que encontrarás en la isla, pero estás en Santiago y aún no puedes visitarla, en Chiloé en tu Mesa -ubicado en el Barrio Yungay- podrás disfrutar de todo el sabor del sur en la capital. Conoce más de la historia detrás de este local y a sus creadores, Juan Cataldo y Sandra Chávez, en esta Historia con Sabor.
Platos y sabores imperdibles de Chiloé
A continuación enlistamos algunos de los platos y bebestibles que no puedes dejar de probar si visitas esta hermosa zona de Chile.
Curanto y Pulmay
El curanto es el plato ícono de Chiloé. Sus orígenes se remontan a los primeros pobladores de la isla, los Chonos. Ver su preparación (además de disfrutar de su sabor) es toda una experiencia. Se prepara en un hoyo en la tierra, que se rellena con piedras calentadas previamente. Luego se introducen los pescados y mariscos de la zona (mejillones, almejas, cholgas y piures), las carnes (vacuno, cordero y cerdo) y los fiambres (longanizas y chorizos), además de las papas, los chapaleles y los milcaos.
Una vez que están todos los elementos dentro, se cubren con hojas de nalca (también llamada pangue), se tapa con más piedras, y se deja todo por al menos una hora y media para que se cocine.
El pulmay, por su parte, es la versión en olla del curanto. Si bien los ingredientes son similares, algunas veces se le hacen variaciones como agregarle vino blanco u otras carnes. Con esto, se logra obtener un rico caldo.
Cazuela chilota
Hay dos versiones de este platillo. La primera y más tradicional consiste en una sopa con cholgas secas, piures, papas, repollos y otras verduras. A la segunda se le incorpora también carne de cordero (que para que sea más tradicional se debe utilizar la cola o el cogote), luche (un tipo de alga marina), papas y arvejas.
Cancato
De forma tradicional, el cancato consiste en un pescado que ha sido asado con varillas sobre las brasas. Hoy en día, se le da este nombre al pescado que lleva distintos aderezos en el interior o sobre su carne, independiente del tipo de cocción.
Lloco o Yoco
Este plato se prepara cuando se carnea el cerdo (llamado también reitimiento de chancho), aprovechando todas sus partes. Consiste en carne, papas y roscas, en que los elementos se cuecen aprovechando la manteca del animal. También se le llama “lloco” a la colación que se le lleva a la persona que no pudo participar en el evento (“lloquear”).
Panes de papa
Como la papa es un elemento característico de la agricultura y la cocina de Chiloé, es de esperarse que existan multitud de preparaciones que la incorporan. Es el caso de los panes de papa.
Los chapaleles consisten en una masa preparada con harina y papa que se cuece en agua o al vapor del curanto. Se pueden comer en versión dulce o salada. Si se cocina al horno, se le llama tortilla de papa o cema.
El milcao, por su parte, es una masa hecha con papas rayadas estrujadas, que luego se unen con papas cocidas y molidas. A esa masa se le agrega sal y chicharrones de cerdo. Finalmente, se utiliza manteca para unir más la masa y darle la forma de pan aplanado. Su cocción puede ser en el vapor del curanto, frito (en manteca o aceite), o cocido en agua. ¿Te gustaría probarlos en Santiago? Descubre los milcaos y demás exquisiteces del sur en la Historia con Sabor de Sureña Alemana.
La chochoca es similar al milcao, pero con un poco de harina. Se cuece “al palo”: se enrolla la masa en un madero cilíndrico que gira en un brasero. Entre cada pliegue, se le puede agregar chicharrones de cerdo molidos.
El baeme, por su parte, es un milcao hervido hecho con chuño (papa deshidratada molida, o fécula de papa), que se come generalmente en los medanes (fiestas en que todos aportan con comida).
Postres (chopom, huminta, mazamorra, mella de papa)
Además de las célebres preparaciones saladas, la comida chilota tiene una gran variedad de postres propios de su cultura.
El chopón de chuño o chopom es un postre preparado tradicionalmente para la noche de San Juan. Consiste una bola de chuño humedecido, que se cuece sobre un brasero o estufa y se separa por capas, que se tuestan. Cada capa se acompaña de miel o mermelada. Existe la creencia de que si la bola baila mientras se cuece, la persona que lo preparó tendrá una vida corta.
La huminta también es conocida como chapalele dulce. Se prepara con harina de trigo, agua y a veces papa cocida. Se le da forma de rombo aplanado y luego se hierve hasta que flota. Se le sirve caliente, acompañada de miel o azúcar.
La mazamorra se prepara utilizando una base de harina cruda o cocida, que se mezcla con manzanas o grosella a las que se les agrega un poco de agua y azúcar. En ocasiones, en vez de harina se utiliza trigo tostado que ha sido molido a mano en piedras.
La mella de papa (también conocida como chuañe o chuhuañe en Chiloé continental) se prepara con papas pilcahues ralladas y mezcladas con harina de trigo. Las papas pilcahues son dulces porque han permanecido desde el año anterior enterradas bajo suelo. Esta mezcla se envuelve en pangues (hojas de nalcas) y se hierve, se cocina o se prepara en el curanto. Una versión de más fácil acceso utiliza papas de la temporada, que se mezclan con harina y azúcar refinada para darle el dulzor.
La rosca chonchina recibe su nombre por el lugar al que se le asocia: Chonchi. Es una rosquilla preparada con harina, huevos, manteca o aceite, azúcar y polvos de hornear.
Chicha de manzana y chicha de cauchao
Traída desde España por los colonos, la manzana es la fruta con mayor presencia en Chiloé. Se utiliza para preparar chicha de manzana, poniendo la fruta en canastos blandos que luego se aprietan en prensas de madera. El líquido obtenido se acumula en bidones o barriles para que fermente.
La chicha de cauchao o de cauchagüe se prepara fermentando el jugo del fruto con el mismo nombre, una baya del árbol luma. El líquido obtenido tiene un color similar al del vino tinto.
Licores
La isla también tiene fama por algunos de sus licores. El más popular es el Licor de Oro (que realmente tiene ese color), tradicional de Chonchi, y que se prepara con aguardiente, suero de leche, miel y otros saborizantes. Otro clásico es el licor de betarraga, con base en esta raíz cocida en agua y aguardiente. La mistela de apio, también conocido como apiao, se prepara en base a aguardiente, azúcar y apio. Lo mismo con las mistelas de frambuesa y de murta, que incorporan estos frutos. El rompón es otro licor popular, que se prepara a partir de aguardiente, leche, huevos y esencias.
La riqueza culinaria y cultural de Chiloé es innegable. Su tradición y sabores traspasan fronteras y deleitan tanto a quienes han podido visitar la isla como a quienes aún tienen ese viaje pendiente. No importa si pruebas un clásico curanto, una exquisita cazuela, o algún riquísimo postre chilote: dicen que quien visita la isla volverá. Y qué mejor que hacerlo acompañado de sus exquisitos sabores.
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