A José Ignacio Matamala siempre lo atrajo el calor de la mesa familiar. De su infancia nacen los mejores recuerdos en torno a la cocina, donde también aprendió a pescar recorriendo lugares increíbles junto a su padre. Todas estas vivencias las lleva a la barra nipona de Patagonia Sushi, una propuesta que bajo el concepto del “Omakase” te invita a confiar en las manos de este chef autodidacta. ¡La mesa está servida y es la hora de una nueva Historia con Sabor!
Un Bar Izakaya es una picada clásica japonesa, con una barra pequeña donde te dejas llevar por las espectaculares preparaciones de sus cocineros. Este concepto minimalista y detallista representa a Patagonia Sushi, la casa gastronómica de José Ignacio Matamala.
Este local, que hoy es uno de los rincones más sabrosos del Barrio Ñuñoa, te desborda con su amor por la cocina, sencillez y sensación de bienestar entre sus paredes. Desde la barra puedes admirar a sus cocineros maniobrando el arte de los cuchillos, mientras pones atención a cada detalle dispuesto a su alrededor; vajilla, mensajes motivacionales, arte japonés, entre muchas otras cosas que no paras de descubrir.
José nos recibe en su emprendimiento familiar, donde cada uno desempeña un rol importantísimo para el equipo. Su pareja, madre, hermanos e incluso su pequeño hijo con su alegría, son el ingrediente principal para la receta del éxito de Patagonia Sushi. Con el pescado como protagonista, prepárate para conocer todo sobre el arte culinario de este chef.
ARTISTA DE PROFESIÓN, COCINERO DE CORAZÓN
José Ignacio Matamala es dibujante-proyectista de profesión. Si bien siempre le interesó dedicarse a la cocina, confiesa que tenía talento para el dibujo y las manualidades: “En el colegio dibujaba las cartas Pokémon y ya de grande hacía graffitis”, dice sonriendo por sus primeros acercamientos con la cultura japonesa a través del anime.
Después de egresar el 2013, entró a trabajar a una oficina en el centro. Reconoce que fue una época bien complicada para él, donde tuvo que batallar contra una fuerte depresión. “Nunca fui alguien de mantenerme encerrado en un lugar. La rutina me perjudicó y la inesperada muerte de mi papá fue algo difícil de encarar”, comenta sincerándose respecto a ese período de su vida.
Este fuerte oleaje significó en él un cambio de rumbo en 180°. Matamala tomó el timón de la familia y cortó su relación con el dibujo, buscando trabajo en algún local de comida rápida y buscando también un cambio de estilo de vida.
Este emprendedor destaca los bonitos recuerdos que tiene alrededor de la cocina, que lo inspiraron a buscar un camino a través de esta noble actividad. “Hacíamos grandes reuniones familiares. Me acuerdo que comíamos mucho pescado, platos preparados con mucho cariño y detalle. Siempre me atrajo el calor de la mesa familiar”. Pero sin duda, si hay una actividad que lo conectó desde la materia prima hacia la cocina, es la pesca artesanal.
Afilando sus cuchillos, Matamala señala a la derecha de él una foto enmarcada entre uno de los tantos detalles del local. “El de la foto es mi papá, él fue el que me enseñó a pescar. Recorrimos muchos lugares y ríos distintos, y me enseñó un montón de cosas al respecto. Por ejemplo, que una trucha tenga carne blanca o anaranjada se debe a su alimentación. Si tiene acceso a comer crustáceos, será anaranjada”, explica.
DESCUBRIENDO EL ARTE CULINARIO DEL SUSHI
Casi como una hoja de ruta que ya estaba escrita, en 2014 José recibió el llamado de un local de sushi. “Les dije que no tenía experiencia y aún así me dieron la oportunidad”, apunta. Con el tiempo fue surcando por el mundo del sushi rápidamente, gracias a su desarrollada motricidad fina que venía de su lado artístico. “Y dedicándome a la cocina, me di cuenta que mis cuadros de ansiedad empezaron a disminuir”, recalca este chef autodidacta, encontrando en el arte culinario la mejor medicina.
Con esto, en él despertó un hambre voraz de conocimiento por la cocina. Sobre todo la fusión de la comida peruana con la japonesa, la reconocida gastronomía Nikkei. Sin realizar estudios profesionales en cocina, este sería el punto de partida para su amada colección de libros, a la que recurre cada vez que necesita refrescar ideas.
”Me di cuenta que esto era lo que quería. Trabajando en la oficina llegaba a la noche agotado, sin ganas de nada. En cambio en el sushi podía estar 12 horas a full, y aún así me iba con una sonrisa a la casa”, dice sonriendo justamente, mientras realiza unos cortes precisos a un lomo de pescado.
La cocina no sólo le traería alegrías en el ámbito profesional, sino también en lo amoroso. Por el rubro, con el tiempo conoció a Xantia, su actual pareja. En 2015 se pusieron a pololear y se fueron de mochileo, haciendo un viaje que marcaría sus vidas hasta el día de hoy. ¿El destino? La Patagonia Chilena, la hermosa Carretera Austral.
Al volver, empezaron a hacer sushi para seguir viajando con lo que ganaran. ¡Y les fue muy bien! Tan bien que por iniciativa de Xantia –liderando este buque- buscaron un local y encontraron la que hoy sigue siendo su casa; en Echeñique 4715, Ñuñoa. “Se alinearon los astros y prácticamente acordamos todo el traspaso del local y la venta de la patente el mismo día. Fue increíble”, comenta el emprendedor sonriendo.
ABRIENDO LAS PUERTAS DE LA GASTRONOMÍA CON PATAGONIA SUSHI
Ese mismo 2015, las intenciones de Matamala de dedicarse a la cocina llegaron a puerto abriendo las puertas de Patagonia Sushi; con una propuesta de sazón Nikkei, pero underground. ¿El nombre? Justamente por este viaje que marcó sus vidas por la espectacularidad de sus paisajes.
Antes de detallar su crecimiento como propuesta, José es claro en señalar que no todo ha sido color de rosas. Al abrir el local las cosas no iban lo suficientemente bien y tuvo que trabajar de Uber. “Trabajamos de lunes a lunes, de 12 a 12. Me tocó dormir en el local, varias cosas tuvieron que pasar para lo que tenemos hoy. Las cosas se logran con perseverancia, trabajando duro el tiempo que sea necesario”. Experimentando y sumergiéndose en las distintas referencias bibliográficas que tenía a la mano, este chef autodidacta entendió que:
“Mientras más nos acercamos al inicio de la cocina o más bien desde donde todo arranca -como la obtención de la materia prima- podemos ser capaces de comprender lo importante que es ejecutarla desde nuestro sentido común”, reflexiona José en una de sus publicaciones en su Instagram; posando junto a una trucha en el Río Puelo.
Así también perseguiría una de sus grandes pasiones hoy en día, el buceo y la pesca con arpón. Actividad que también lo ha llevado a entender el comportamiento de la vida marina y por qué ciertos productos son de determinada manera. Esto sumado a aprender todo el proceso de la pesca: desde la muerte, la limpieza y el fileteado; de manera autodidacta. Todas experiencias que fueron nutriendo al éxito definitivo de Patagonia Sushi.
ENTRÉGATE A LAS MANOS DEL CHEF CON EL “OMAKASE”
Este emprendedor señala que el puntapié para haber sido más reconocidos como Patagonia Sushi fue hace dos años, después de haber estado en Ñam Chile, un Festival Latinoamericano de Cocina donde expuso sobre su trayectoria y trabajo. “El público apreció la propuesta y empezó a aparecer gente precisa que quería colaborar. Vio que el trabajo que se hace aquí es genuino y se valoró eso”.
Detrás de esto hay una familia que conforma el mejor equipo posible. Tanto su pareja, como sus hermanos y su madre son parte fundamental de Patagonia Sushi. “Mi mamá por ejemplo es la encargada de los sour y los jugos, la reina de los sour. Y mi hijo Facundo anda por ahí revoloteando, esperemos que sea el heredero”, dice riendo.
Algo súper bonito que se ha dado en este local es el “Omakase”, un concepto japonés que trata sobre entregarse a las manos del chef. Esto comenzó a pasar por el deseo del chef de ofrecer productos que son más estigmatizados: “Como los pescados de roca que la gente no acostumbra a consumir pero son espectaculares”, apunta Matamala.
Gente llegaba buscando platos que se publicaban en el Instagram del emprendimiento, pero ya no estaban. O porque eran estacionales, o sencillamente porque el producto se había acabado. Entonces el público empezó a confiar en las manos de José y lo que pudiera ofrecer en el momento.
“La gente agradece que haya un chef con la capacidad de ir él mismo a bucear, pescar todo el producto, prepararte algo en el momento y que más encima tenga el conocimiento para presentarte todo con lujo de detalle frente a ti”, indica este artista culinario feliz por lo conseguido.
El equipo de Patagonia Sushi nos regaloneó con un ceviche de erizos + leche de tigre de ají amarillo. Un maki (roll) acevichado, envuelto en pescado de roca y relleno con camarón tempura + palta + salsa acevichada + ikura (huevos de trucha) + minivegetales. ¡Increíble la frescura y sabor de ambos platos!
También con un usuzukuri de lenguado + vinagreta de shoyu (soya). El usuzukuri, es un tipo de corte que requiere un gran control del cuchillo para lograr preparar el sashimi más fino posible; casi transparente. ¡Es un lujo poder observar desde la misma barra cómo realizan estos cortes! Y para finalizar, un maki clásico de atún y palta.
*Descubre sus opciones disponibles en carta en las Historias Destacadas de su cuenta de Instagram.
COMPARTIENDO SU CONOCIMIENTO Y SABIDURÍA CON AMANIKKEI
En búsqueda de compartir los conocimientos sobre cocina y pesca obtenidos durante todos estos años, José Matamala creó el concepto de Amanikkei. “Ama” se refiere a todas las mujeres buceadoras en Japón, y también recae en la palabra amor y en el apellido del chef: Matamala. Y el Nikkei, por la pasión que tiene por la fusión de la comida peruana con la japonesa. Patagonia Sushi y Amanikkei forman parte del mismo espacio, pero Patagonia es la parte más comercial y Amanikkei abarca más los procesos de pesca, buceo y entregar información de distintos pescados en Chile.
También con el propósito de explorar en su faceta artística, José está incursionando en el mundo de los Gyotakus, un arte japonés de impresiones detalladas que respaldan lo que uno pescó. “Se usaba antiguamente cuando no había cámaras y era la única forma de mostrar lo que uno había pescado”, dice el emprendedor mientras observa unos colgados encima de la barra de Patagonia Sushi.
A futuro José Matamala visualiza un lugar propio para Amanikkei, buscando mantener su propuesta pequeña y cercana pero gigante en relación a sus sabores.
“Me siento afortunado de estar en esto sin haber estudiado cocina y que siga parado después de 7 años. Seguimos en el verdadero punto, en la esquina, haciendo lo que nos sale del corazón y del alma”. Comparte esta inspiradora Historia con Sabor de Mango Merkén con tus amig@s e invítalos a vivir una experiencia única de sabor en Patagonia Sushi.
Dirección: Echeñique 4715, Ñuñoa, Santiago
Horarios: martes a viernes de 17:30 a 21:30 hrs / sábado de 13:30 a 17:00 hrs
Instagram: @patagonia.sushi
Teléfono: +56968431740
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