Anâmaya significa en sanscrito “salud espiritual” y es la sabrosa propuesta de María Teresa Palma y Carlos Quiroz. Dos ingenier@s, que dejaron sus trabajos para emprender un viaje que los llevaría a descubrir el maravilloso mundo del té. Un brebaje versátil que despliegan hoy en día en su tienda y bar de té, con más de 60 variedades disponibles que incorporan en tea mocktails y pastelería. ¡Únete a este viaje a través del té con esta nueva Historia con Sabor!
El té* es una bebida milenaria con 5.000 años de historia, pero esta vez vamos por una historia reciente. Historia que empezamos a recorrer en la comuna de Ñuñoa, en un sector residencial donde está ubicada la tienda y bar de té: Anâmaya. Un lugar muy acogedor que es toda una experiencia alrededor del té.
Para esta aventura nos recibe la mejor guía, María Teresa Palma, sommelier de té y fundadora de Anâmaya; junto a su pareja, Carlos Quiroz.
Al entrar, a la izquierda vemos el “tea shop”, con más de 60 variedades de té, distintos juegos de tazas y teteras e información de sus productos. Un viaje a través del mundo del té que puedes disfrutar a su costado, en el salón del bar de té, que invita con sus aromas y sabores a observar a sus baristas mientras preparan tu pedido.
“La apreciación del té con todos los sentidos, nos permite darnos un momento de tranquilidad, de introspección. Permite anclarnos al presente y por un minuto olvidarnos de un montón de cosas que están en nuestra mente”, señalan en Anâmaya. Nos tomamos dicho momento para escuchar atentamente a María Teresa y todos los detalles de su inspiradora Historia con Sabor.
*Si quieres saber más del té, te invitamos a ver este post de Mango Merkén.
DISFRUTANDO DE LOS AROMAS Y SABORES DE LA COCINA
María Teresa y Carlos son ingenieros civiles industriales, en química y eléctrico respectivamente. Ella es de Longaví –cerca de Linares- y siempre le gustó el área de las matemáticas y los negocios. “Cuando era chica, con una amiga reutilizábamos las velas de una gruta y las pintábamos para venderlas redecoradas. Y Carlos tenía un emprendimiento de huevos de codornices”, dice contándonos sobre los aires emprendedores que siempre tuvieron.
Se conocieron en la universidad, primero como amigos y luego como pareja. Sonriendo nos cuenta que nunca tuvieron una relación cercana con la cocina. O más bien sí, pero desde el goce. “Siempre he jugado a percibir los olores y el disfrute de la cocina”, reconoce María Teresa. Esta emprendedora recalca su crecimiento en el campo, donde todo gira en torno a la cocina y eso hizo que desde pequeña la sintiera muy cercana.
“Con Carlos somos bien comilones y nos encanta salir a probar distintas cosas. ¡Valoramos mucho la labor gastronómica! Quizás no tenemos la técnica para elaborarla nosotros mismos, pero sí apreciamos mucho todo lo que hay detrás”, apunta.
UN VIAJE A TRAVÉS DEL TÉ
Habiendo egresado de la universidad y mientras ella trabajaba para Cruz del Sur y él para Eléctrica Santiago, esta pareja se propuso dejarlo todo para realizar un viaje que cambiaría sus vidas. Para esto, ahorraron durante un año y compraron un paquete de pasajes que permite dar la vuelta al mundo, con ciertas cantidades de vuelos por continente.
Pasaron por Australia, China, India, Jordania, Tailandia, España, entre muchos otros países. “Tuvimos que darnos unas vacaciones del propio viaje porque era muy cansador”, dice riendo María Teresa.
Esta increíble aventura los fortaleció como pareja y los llevó a descubrir otro mundo: el mundo del té. Primero se enamoraron de su capacidad para introducirlos en nuevas culturas. Es una bebida con mucha historia, pero con mucha vigencia también. “A través del té podemos conocer rituales, expresiones artísticas, ceremonias, historias, sabores y un sinfín de expresiones culturales de cada país”, destacan en Anâmaya.
En este punto, María Teresa recuerda una ceremonia de té a la que asistieron en Tokyo –práctica del budismo zen- como uno de los hitos más importantes de su viaje. Una experiencia con Té Matcha, cálida, minimalista y con énfasis en lo natural. Con trasfondos valóricos y filosóficos que tocaron el alma de María Teresa y Carlos.
“Esto nos hizo pensar en Chile, en la hora de once por ejemplo, donde uno siempre toma té. Es fuerte darse cuenta de que algo que percibimos como tan normal, sea trascendental en otros lugares muy lejanos”, comenta Carlos asombrado, sumándose a la conversación.
EMPRENDIENDO CON EL MUNDO DEL TÉ
María Teresa y Carlos volvieron a Chile en 2014, con ganas de continuar el viaje pero con la inquietud de hacer un emprendimiento. Buscando conocer más sobre el mundo del té y compartir ese conocimiento con más personas, la primera escala de su emprendimiento fue en Buenos Aires. Ahí María Teresa se certificaría como una de las primeras sommelier de té de Chile, momento en el que esta noble bebida adquirió un significado más profundo para ella.
La segunda escala de su emprendimiento sería en 2015, donde su inquietud emprendedora los llevó a fundar la tienda de té: Anâmaya, que como indicamos anteriormente, significa salud espiritual en sanscrito. Un nombre que les hizo sentido desde el comienzo, justamente por el viaje a través de los sentidos al que invita este milenario brebaje.
A través del Club del Té, organización de la que María Teresa era parte, consiguieron varios contactos en Estados Unidos, Japón, entre otros países donde la cultura del té estaba más desarrollada. Logrando su objetivo de continuar viajando, estuvieron alrededor de un año probando distintas variedades de té y viendo proveedores.
A su regreso, partieron con un sitio web y empezaron a proveer té a distintas tiendas orgánicas y cafeterías. Aquí vendría uno de sus mayores desafíos… En ese proceso, se dieron cuenta que la mayoría de los lugares a los que abastecían utilizaban sus productos en un rol secundario, y no con el protagonismo que ellos querían.
TIENDA Y BAR DE TÉ
En marzo de 2019, con la experiencia necesaria y posicionándose con la venta de sus té de primera calidad, llegaron al destino final de su emprendimiento inaugurando Anâmaya como tienda y bar de té; en un sector residencial del barrio Ñuñoa. “Un día capacitando a un posible cliente, él mismo me comenta. Pero, ¿por qué no abres tu propio local? Toda esta propuesta está perfecta para que tú misma la lideres”, cuentan los emprendedores sobre el hecho en particular que los inspiró a revolucionar su propuesta.
El primer bar de té de Chile; un lugar moderno donde el foco está en la experiencia en torno al té. Con una barra abierta, donde es posible maravillarse con las preparaciones y aprender más acerca del té interactuando con sus “teatenders” y con sus propios dueños. Por ejemplo con Carlos, que a veces lo puedes observar detrás de la barra con la expertise que ha ganado con el tiempo.
Aprovechando la versatilidad del té, en Anâmaya se la jugaron por diseñar sus bebidas frías y calientes con los conocimientos adquiridos por María Teresa. Y con todo el talento de sus baristas, por supuesto. Y además, incorporaron una sabrosa carta hecha sólo con ingredientes naturales, en cooperación con la pastelería: Zeste Limón. “Hacemos nuestras creaciones de autor, con la idea de potenciar el perfil sensorial del té y de que la mezcla sea mejor que los ingredientes por separado”, predican en Anâmaya.
Probamos el Mousse de Matcha: mousse de chocolate blanco, bizcocho de chocolate (sin trigo) y té verde matcha. Y una torta de panqueques de hojicha, con curd (crema de fruta) y mermelada artesanal de naranja. ¡Literalmente un viaje de sabores, con un toque muy distintivo del té en ambas preparaciones!
Estas exquisiteces las acompañamos con un Matcha Azul: latte de matcha azul con jarabe artesanal de piña colada. Una preparación que se luce por su color y sabor, pero además por el espectáculo de la “teatender” al elaborarlo.
Y también con una Limonada Lavanda: preparada con lavandas orgánicas, agua purificada y endulzada con azúcar blanca. La particularidad de este “tea mocktail”, es que se tiñe con una flor llamada “bluebutterfly pea” que es tailandesa.
Termina de enamorarte de este lugar con su tienda de té especializada, con más de 60 tipos de té de orígenes destacados y de ingredientes naturales, privilegiando el cultivo orgánico. Todas sus variedades de té han sido elaboradas según el método tradicional, a mano o con la utilización de máquinas que imitan el proceso manual, obteniéndose de esta manera un té de calidad superior.
En Anâmaya también se preocupan del medio ambiente. Compra sin generar residuos reutilizando tus propios envases. Y si compras a través de la tienda virtual, los té llegan a tu casa en envases que puedes compostar en tu casa; con despacho a todo Chile. Tienda virtual que puedes encontrar en su sitio web, junto a un blog sobre la cultura del té.
CATAS DE TÉ Y FUTURAS COLABORACIONES EN ANÂMAYA
Señalando lo importante que fue el apoyo de su comunidad durante la pandemia, hoy estos emprendedores sonríen y transmiten la cultura del té en distintas instancias.
Desde hace un tiempo, empezaron a hacer catas de Té Matcha para que la gente pueda percibir todo sobre él; desde el proceso productivo en adelante. Además, actualmente tienen un convenio con el Club del Té para que dos sommeliers realicen diversas catas en el local.
“Nos gusta hacer cosas nuevas. A futuro tenemos pensado un par de colaboraciones con emprendimientos para elaborar nuevos productos a base de té”, dice María Teresa visualizando lo que se viene, pero siempre enfocada en el presente de su tienda y bar de té.
Disfruta aún más esta Historia con Sabor de Mango Merkén compartiéndola con tu familia y amig@s. ¡La invitación está hecha! Date una sabrosa pausa durante el día con un té de Anâmaya.
Dirección: Diego de Almagro 4715 (local 1), Ñuñoa, Santiago
Horarios: lunes a viernes de 8:00 a 20:15 hrs / sábado de 10:30 a 19:45 hrs
Web: anamayate.cl
Instagram: @anamayate
