Claudia Castillo y sus hijos continúan el legado familiar de 80 años, con un producto de calidad que ha sido trabajado por generaciones. En un cité en Recoleta que resiste el paso del tiempo, esta familia ha mantenido viva la tradición desde 1940, ofreciendo un dulce auténtico y lleno de sabor, el camotillo. Descubre la Historia con Sabor detrás de este negocio y el amor que lleva cada pieza que ofrecen.
Elaborado a partir de camote chileno con almíbar, el camotillo es un producto criollo que forma parte del patrimonio gastronómico del país y de la repostería popular de nuestros ancestros.
Junto al equipo de Mango Merkén, nos trasladamos al cité dónde Claudia Castillo junto a sus hijos producen el camotillo. Nos reciben y comenzamos a acomodarnos para conocer los detalles y por supuesto ver parte de la producción que tiene un sentido tan especial para ella y su familia.
EL CAMOTE SIEMPRE PRESENTE
Claudia Castillo es terapeuta en medicina China, sin embargo, desde muy pequeña estuvo ligada con la producción de este exquisito y típico dulce chileno. Su padre José Castillo era productor de camote en Renca y amigo de Francisco Izquierdo, dueño y precursor de las primeras producciones de camotillo en el mismo cité donde ahora vive Claudia.
“Desde que tenía 13 años yo venía a dejarle cosas a don Francisco por encargo de mi papá. Nunca pensé que terminaría trabajando aquí”, nos cuenta entre risas.
Tras el fallecimiento de don Francisco y de su señora, los hijos no sabían qué hacer con el negocio. Fue entonces, cuando en 1997 la madre de Claudia decidió tomar las riendas y comprar la fábrica en su totalidad.
La tarea no fue fácil, ya que la familia Castillo tenía otros trabajos y responsabilidades. Sin embargo, trabajaron arduamente para mantener la fábrica en funcionamiento. “Empecé a quedarme más tiempo acá (en la fábrica) porque mis hijos eran chicos y tenían que ir al colegio y me acomodaba más estar aquí, mientras mi mamá se encargaba de otras labores”, comenta Claudia recordando sus inicios.
A su madre nunca le convenció por completo pasar mucho tiempo en Santiago y en 1999 el lugar quedó a nombre de Claudia. A partir de ese momento ella se haría cargo de la fábrica y el negocio.
CAMOTILLOS AZYCA
A lo largo de los años, la fábrica ha pasado por varios cambios y varios trabajadores, pero al final fue Claudia, junto a sus dos hijos, Francisco y José Antonio, quienes se dedicaron de lleno a este proyecto.
Gracias a su dedicación y pasión por la tradición, Claudia ha logrado mantener viva la fábrica de camotillos.
Aunque la cantidad de trabajo es inmensa, los tres han encontrado en los camotillos su pasión y su vocación. Desde muy jóvenes, los hijos de Claudia aprendieron el oficio y se convirtieron en figuras conocidas por todos los clientes. Esta cercanía les permitió desarrollar una gran cuota de confianza con ellos, lo que ha asegurado la fidelidad de sus compradores a lo largo de los años.
“Solo nosotros 3 entramos a la fábrica y solo yo toco los camotes. Además, yo soy la que envaso, y de ahí los chiquillos etiquetan y realizan otras labores”, declara Claudia sobre el delicado proceso de fabricación.
Cabe destacar que el nombre del emprendimiento “AZYCA” es una combinación entre las palabras “azúcar y camote”, dos de los ingredientes principales que componen el camotillo.
DEL FRUTO AL ENVASE
Claudia aprendió la receta de los camotillos de Don Francisco, el primer dueño del cité, pero con el tiempo ha ido haciendo cambios y ajustes en el proceso. No obstante, el producto sigue siendo 100% libre de químicos.
A la fecha, han logrado reducir la cantidad de azúcar en un 50%, ampliar su clientela y ofrecer un producto más natural aún.
El proceso de elaboración es una tarea que involucra a toda la familia, desde la cocción, pelado y molienda del camote, hasta la cocción y horneado de los camotillos.
El tiempo de horneado es de una semana a baja temperatura, con un proceso de volteado y reposo entre cada etapa. El objetivo es conseguir una textura crocante por fuera y suave por dentro, lo que requiere mucho tiempo y dedicación. El trabajo de producción se lleva a cabo durante toda la temporada de cosecha que culmina en junio.
Pero Claudia declara que con los cuidados necesarios del camote, existe la posibilidad de producir todo el año. De hecho, asegura que tienen métodos secretos de conservación que les permiten que los camotillos no tengan vencimiento.
Según Claudia, han intentado hacer la receta en otros lugares, pero sin éxito, ya que el secreto de la fábrica es la forma en que se cuida el camote y la pasta. Por eso, para ella es muy importante que su hijos, Francisco y José Antonio, siempre estén atentos a la calidad del camote que traen y a la forma en que lo preparan.
Nosotros tuvimos el privilegio de probar esta exquisita pieza de repostería, con una textura crocante por fuera y suave por dentro, sin duda, un manjar que nos dejó maravillados.
CAMOTILLOS AZYCA EN TU CASA
La familia Castillo ha logrado consolidar su negocio y es reconocida en el mercado por sus productos de alta calidad. Actualmente venden a algunas tostadurías de la capital y regiones, así como también a personas que realizan sus pedidos por medio de WhatsApp. “La gente recibe nuestros camotillos y se alegran mucho cuando aparecemos”, declara Claudia muy contenta.
Si te tentamos con los camotillos o quieres sorprender a tus padres o abuelos, ¡Encarga los tuyos por el WhatsApp y hazlos viajar al pasado con el dulzor de este increíble producto! Y ojo, puede ser un muy buen regalo para el día de la madre.
Instagram: @camotillos
WhatsApp: +56988649159
De niño que consumía camotillos.
Me gastaba la plata de la micro para comprarlos en en negocio al lado norte de la Alamena, más menos frente a calle Estado, y luego volvía a casa caminando.
Como encargarlos?, Los envían a provincia?
Saludos.
Hola Héctor. Bonitos y valiosos recuerdos asociados a este producto único, el camotillo. Para todas esas dudas, te recomendamos comunicarte directamente con el emprendimiento. Al final del artículo encuentras las vías de comunicación. ¡Saludos!