El Movimiento Slowfood: a paso lento pero seguro para la diversidad y conciencia alimentaria

Quizá has visto algún reportaje o te has topado con alguna publicación que propone a nivel alimenticio contactarnos con el Slowfood. ¿Pero cuál es la gracia de este movimiento? ¿Cómo nace y cuáles son sus objetivos? Relax; hoy te lo contamos.

Inhala profundo, lento y disponte para leer en disfrute esta nota. A ver si eres capaz de leerla de principio a fin y sin interrumpirte con notificaciones o saltar tu atención rápidamente a otro estímulo. Suena simple, pero la verdad es que una vez comiences a hacer la prueba y a poner la conciencia en el presente y en los detalles, te percatarás que es más difícil de lo que pensabas. 

Y es que estamos hiper acelerados y sobre estimulados y lo vemos como “normal”. Y así cada día pasa y de pronto llega el viernes o cambiamos de mes y decimos “Oh, pero cómo pasa tan rápido el tiempo”. Inhala profundo de nuevo (en serio, haz la prueba), y prepárate para conocer un saludable movimiento mundial que busca que bajemos unos cuantos cambios. ¡Relájate y disfruta! 

Cómo nace y qué es el movimiento Slow Food

El movimiento Slow Food fue fundado en los años 80’s por el italiano Carlo Petrini y por un grupo de activistas que se habían propuesto como objetivo defender las tradiciones regionales, la buena alimentación, el placer gastronómico. ¡Un ritmo de vida lento! Es por ello que su símbolo es el caracol.

Si hubiera que marcar un hito inicial tenemos que situarnos en 1986; en Italia después de una multitudinaria manifestación que se hizo en Roma, en el lugar donde tendría lugar la futura construcción de un máximo representante del Fast Food: McDonald’s.

El movimiento comenzó a crecer y tras dos décadas de historia, el movimiento ha evolucionado para dar cabida a una aproximación global sobre la alimentación, desde una visión integral e interdisciplinaria que conecta y reconoce la fuerte relación que hay entre nuestros alimentos, nuestro planeta, las personas, la política y la cultura. 

Promulgó una nueva filosofía del paladar, como una combinación integral donde interactúa el conocimiento, el placer y además lucha contra la homogeneización y estandarización de los sabores “en serie”. Y sobre todo, contra el poder ilimitado de las grandes multinacionales de la alimentación y la industrialización de la actividad agrícola y alimentaria, que por su forma de producir, están provocando consecuencias catastróficas a nivel ecológico.

Los objetivos del Slow Food: un triángulo virtuoso

Slow Food, se ha convertido en un movimiento mundial que involucra a millones de personas en más de 160 países que trabajan colectivamente para lograr sus inspiradores objetivos: que todo el mundo tenga acceso a una alimentación buena, limpia y justa.

BUENO: sabroso y rico, que guste al paladar de los consumidores con su sabor y aroma, pero sin alterar su carácter natural y saludable. ¡Natural!

LIMPIO: se refiere al resultado de una producción; que sea limpia significa que no dañe los recursos de la tierra, los ecosistemas, ni el entorno. Y que no ponga en peligro la salud del consumidor ni del productor. ¡Producción sustentable!

JUSTO: que sea respetuoso con la justicia social; que la retribución y las condiciones sean equilibradamente dignas en todas las etapas del proceso, comenzando con el productor, para que le pueda generar ingresos y su trabajo sea rentable. Y además, que sea respetuoso con las diversas culturas y tradiciones. ¡Comercio justo!

La filosofía tras este movimiento aspira y propone un mundo en el que todos podamos acceder y disfrutar de una comida buena para quien la consume, para quienes la producen y para el planeta. Además, se opone de lleno a la estandarización del gusto y de la cultura y al poder ilimitado de las multinacionales de la industria alimentaria y la agricultura industrial (wow, esto hay que leerlo lentamente y dos veces). 

Se trata de entender la alimentación como un fenómeno integrado. No es aislada, al contrario. Es ser consciente de que lo que estás comiendo tiene una procedencia; realizó un camino en el que interviene el productor, la calidad del suelo y un largo etcétera de factores, dependiendo del producto. Además, considera, defiende y promueve la identidad local. Que las modas y la globalización sean un factor que diversifique, pero que no absorba la riqueza de las identidades locales.

Todo esto, en base a actividades que lideran a nivel regional o internacional como por ejemplo: 

El Arca del Gusto: con la elaboración de un catálogo de miles de especies animales y vegetales que se utilizan en la cadena alimentaria y que han ido desapareciendo o están en peligro de extinción. ¡Buscando su preservación en el tiempo!

Terra Madre: Una red de contactos entre productores, cocineros e instituciones educativas, con el objetivo de promover el intercambio entre ellos, reafirmando su apoyo a una producción a pequeña escala basada en la biodiversidad, la protección del medio ambiente y el respeto identidad alimentaria local.

¿Y en Chile? 

Si bien la sede internacional de Slow Food se encuentra en Bra (Italia), que es donde nació el movimiento, cuenta con una amplia red de apoyo en todo el mundo. Como mencionamos, hoy cuenta con más de 160 comunidades en distintos lugares del mundo.

Los socios de Slow Food de todo el mundo forman parte de lo que llaman un convivium (es decir, de una sección local), que es la que da vida a la filosofía del Slow Food a través de eventos y actividades que los socios organizan en sus comunidades. Los eventos pueden consistir en simples comidas comunitarias y degustaciones, o en visitas a productores y granjas locales, conferencias y debates, talleres de ecogastronomía, proyecciones de películas y festivales, entre un largo etcétera.

En Chile puedes encontrar el listado de localidades que forman parte del Slow Food aquí. Y también puedes visitar la web de Slow Food Chile y su Instagram, donde podrás conocer e informarte de sus interesantes actividades.

También te puede interesar el completo artículo que realizamos junto a Ciudadana B sobre alimentación consciente y saludable. Otra iniciativa que está dando de qué hablar y que inspira sus bases en el Slow Food es el emprendimiento Maifud, que busca combatir el desperdicio de alimentos ofreciendo alimentos “imperfectos” que no cumplieron el estándar de mercado. Te invitamos a conocer su Historia con Sabor.

Si te motiva el tema, puedes revisar otros datitos recomendados por Mango Merkén para ir acercándote a los valores y prácticas que promueve el Slow Food:

Para comer:

Para inspirarte:

Tómatelo con calma y disfruta de forma consciente la posibilidad de abrirte a un mundo con opciones más sustentables y ecológicas. Y si te gustó este contenido, no dudes en compartirlo y comentarnos aquí o en @mango.merken. ¿Te gustaría saber más de temas relacionados con gastronomía y sustentabilidad? ¡Te leemos!

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