Las primeras viñas del Valle de Marga Marga datan de a finales del 1500. Una larga historia y tradición rescatada y homenajeada –en este caso- por Viñedos Herrera Alvarado, la producción de vinos naturales de Carolina Alvarado y Arturo Herrera. Un proyecto familiar que deslumbra por los aromas y sabores de sus tintos y blancos, a partir de técnicas ancestrales y cepas antiguas del valle como Cristal, País y Pastilla del Belloto. ¡Toma tu copa y prepárate para brindar por esta nueva entrega de Historias con Sabor de Mango Merkén!
Debido al impacto ambiental y en nuestro organismo que generan ciertas prácticas industriales, cada vez vemos más emprendimientos que apuestan por generar un cambio de conciencia a través de sus productos. Es así como en el sector vitivinícola encontramos viñedos de producciones orgánicas, libres de herbicidas, pesticidas, fertilizantes o cualquier producto tóxico industrial.
Viñedos Herrera Alvarado lleva 18 años dando vida a una gama de vinos naturales 100% característicos de la tradición vitivinícola del Valle de Marga Marga -entre Limache y Viña del Mar- en la quinta región. Una tradición que, según registros históricos aportados por la Biblioteca Nacional, se remonta a 1586 cuando el presbítero (dirigente religioso) Julián de Landa plantó las primeras viñas en el sector. Años más tarde, estas tierras serían orientadas a los trabajadores de la minería, desapareciendo del mapa enológico nacional por el amplio desarrollo productivo de vinos en otras regiones.
Carolina Alvarado y Arturo Herrera fueron en rescate de este hermoso y sabroso legado del Valle de Marga Marga. ¡Esta valiosa iniciativa nos motivó para emprender viaje por una nueva Ruta con Sabor!

Insertos actualmente en el Fundo San Jorge en Quilpué, nos reciben en sus esenciales tierras. Recorrimos un camino a través de un hermoso bosque que es nutrido por la vaguada costera proveniente de Concón. “Alimenta al bosque y le da vida”, dice alegre Carolina, invitándonos a dar un paseo por el terreno.
Acompañados por su simpática canina llamada Maqui, fuimos escuchando toda la sabiduría de Carolina y Arturo mientras observábamos las numerosas parras y cosechas de uva. Una sabiduría necesaria de ser reflejada en una nueva Historia con Sabor de Mango Merkén.
NATURALMENTE LIGADOS POR EL VINO
Ambos son nacidos y criados en la comuna de Quilpué, fieles representantes de la agricultura campesina de la zona. Se conocen desde la época del colegio y reconocen que pololearon durante toda la enseñanza media. Ligados desde su juventud a su histórica y tradicional producción vitivinícola, ya separados estudiaron carreras relacionadas a la agricultura. Carolina es ingeniera agrónoma y Arturo es técnico agrícola. Si bien el destino los llevó a tomar caminos diferentes, a futuro se reencontraron. Carolina se animó a contactarlo a través de una amiga en común del colegio y sus primeras citas fueron subir cerros, cuentan con una sonrisa cómplice.
Arturo había estado trabajando en exportaciones de frutas y Carolina con viñateros. El reencuentro de esta pareja fue la cepa perfecta a cultivar para dar vida a un proyecto de vinos en conjunto. Antes en la zona existían más de 50 bodegas, pero para el año 2003 esa tradición casi fue extinta. Se iban a acabar los últimos vestigios vitivinícolas de la zona. Ese fue el momento en el que dijeron: “tenemos que hacer vino”.

HERRERA-ALVARADO, VINOS PATRIMONIALES Y SABROSOS
Así nace hace 18 años esta apuesta de vinos naturales: Viñedos Herrera Alvarado. Dejando de lado el traje y la corbata, y literalmente, dando pie a cosechas de uvas de cepas blancas como Chardonnay y Sauvignon Blanc y tintas como Pinot Noir y País. Y también, redescubriendo algunas antiguas como Belloto, Cristal y Moscatel Rosada, impulsando este riquísimo patrimonio vitivinícola.
Primero arrendaron tierras para el cultivo y toda la producción era hecha en casa, implementando todo lo aprendido con la gente de campo de su zona. Una formación campestre, cooperativa e inclusiva por fuera de la rama de la enología. Partieron en la localidad de Quebrada Escobares, luego se mudaron a Los Perales y finalmente sembraron raíces –en el 2012- en el Fundo San Jorge, sector El Sol de la comuna de Quilpué.
Mientras Arturo sirve unas copas de vino junto a unos trozos de un exquisito pan amasado, nos cuentan que se dio la oportunidad de comprar ese espacio y no lo dudaron. En una semana habían vendido su casa en la ciudad y todos los muebles. “Llegamos acá sin luz, sin agua y con tres niños”, recuerda emocionado, apuntando a que recién hace dos años tienen acceso a luz. Sus vinos no son intervenidos con elementos eléctricos, dicha situación refleja el esfuerzo y pasión detrás de este emprendimiento.

Proyecto que además ha tenido que lidiar con el incierto futuro de sus tierras ante la sequía generalizada en el país, que ya está dejando huella en sus producciones. Actualmente están enfrentando una importante crisis hídrica en el campo. “Privilegiamos cepas que no requieren regadío, como la País por ejemplo. Las cepas criollas se comportan mucho mejor ante el cambio climático”, afirma Arturo, dando cuenta de su filosofía de no forzar su producción y adaptarse a lo que la tierra le está pidiendo.
“Si tengo que privilegiar el regadío, se lo voy a dar al bosque. El bosque es vida y sin él nada de esto existiría”, recalca Carolina apuntando a las numerosas parras dispuestas en su terreno.

VINOS NATURALES, COOPERATIVOS Y SOCIALES
Después de este recorrido por sus inicios y desafíos de la actualidad, nos llevaron a conocer la asombrosa bodega donde producen y guardan sus vinos. Una construcción de barro, que aísla perfectamente los embates del sol y da las condiciones perfectas de reposo para las barricas de sus exquisitos vinos naturales.
Estando ahí, nos muestran una estructura muy particular que jamás habíamos visto. Un lagar (recipiente donde se pisa la uva), pero hecho de cuero de vaca, que es parte del inventario para utilizar las técnicas ancestrales de producción de vino. “Los viejitos usaban el cuero de vaca”, dice Arturo. Se pone en forma horizontal y se moja. Al mojarse cede más en su estructura, quedando habilitado como para 400 kilos de uva que son fermentados en él de 15 a 20 días.

Su producción actual fluctúa entre los 4.000-7.000 litros por temporada, pero aclaran que desde el 2016, forman parte de una Cooperativa Vitivinícola del Valle de Marga Marga y esa producción está alcanzando la cifra de 20.000 litros a partir de uvas 100% orgánicas.
“Nos encantaría que todo este vino se quedara en Chile. Si uno lo piensa, no es tanto. Es cosa de visibilizar más, de poder acceder, de poder tener más puntos de entrega, pero los sistemas sustentables no son fáciles. Por lo mismo hay que apoyarnos entre todos y mostrarnos más”, reflexiona Arturo.

En esa dirección apunta también la organización Slow Food Chile, que Carolina comanda actualmente. El Slow Food es un movimiento internacional que promueve las tradiciones regionales, la buena alimentación, el placer gastronómico, producciones sustentables, el comercio justo, entre otros valores de su filosofía que puedes leer entrando al siguiente post de Mango Merkén.
Viñedos Herrera Alvarado –específicamente- forma parte de la Comunidad Slow Wine del Valle de Marga Marga. Y como actividad protagonista para dar a conocer sus vinos y educar a la gente respecto a este sabroso mundo, realizan lo que llaman “Catas Sociales”, un encuentro abierto y gratuito que realizan desde las 11 AM (sean puntuales) todos los sábados en medio de su bosque vitivinícola.
Nosotros tuvimos la suerte de participar de nuestra propia “cata social” y probamos el Natural Blanco, que es un Sauvignon Blanc del 2018, y el Blanco Cooperado, que está hecho con uvas Chardonnay también del 2018. ¡Frescos, sabrosos y limpios, perfectos para acompañarlos con unas machitas a la parmesana!

Además brindamos con su Rosado Oxidado, un Pinot Noir del 2017 tan pero tan bueno, que todo lo que quedaba se lo llevó un chef peruano a su restaurante en Lima. Tan especial, que para la carta idearon un plato específicamente para él, ¡increíble! Atentos porque Arturo nos comenta que pueden venir nuevas ediciones.
Por último, tuvimos el privilegio de probar directamente desde el barril su famoso Cuero de Vaca, un tinto que en este caso es de la cepa Carmenere, ¡tan delicioso que casi nos llevamos la barrica entera para la casa!
En la actualidad, sus vinos son conocidos y reconocidos -en Chile y el extranjero- por la calidad de sus mostos. Ilustres visitas del mundo del vino a nivel nacional y mundial van a visitarlos. En la entrada de su bodega luce y brilla el Premio a la Innovación del Vino Chileno por su Natural Blanco 2016. A futuro, apuestan por seguir dando pie a producciones con sus cepas antiguas: Pastilla del Belloto, Cristal y País.
*Sus vinos puedes encontrarlos en El Local (Santiago), La Chingana Vinos (Valparaíso) o directamente en su bodega en Quilpué.

¿Te los vas a perder? «El que un buen vino bebe, a beberlo vuelve». Sus catas sociales volvieron para acercar el vino a la gente y Arturo y Carolina te recibirán felices en sus viñedos para que los pruebes. Comparte esta Historia con Sabor de @mango.merken y demos visibilidad a este patrimonio vitivinícola de la quinta región.
Dirección: Fundo San Jorge, Quilpué, Valparaíso.
Instagram: @vinos.herreraalvarado
WhatsApp: +56993725076 / +56954485579
Al igual que el vino y otras bebidas alcohólicas como el hidromiel, se obtienen después de la fermentación. En el caso del vino fermentación de agua con uva, en el de hidromiel tras la fermentación de agua con miel. Parece sorprendente que una mezcla de agua con otro elemento al fermentarse adquiera una graduación alcohólica. Puedes degustar un vaso de hidromiel en tus comidas acompañado de familiares o amigos.
¡Nos encanta la hidromiel por acá!