¡Entre las mejores del mundo! El pasado 26 de octubre en Barcelona – España, con el objetivo de promover la excelencia en la calidad de la producción de kombuchas, se celebró la 2° edición de los World Kombucha Awards. Un jurado compuesto por catadores, profesionales del sector y consumidores experimentados, evaluó 18 categorías de sabor y dos nuevas categorías de bebidas fermentadas. En ese contexto, el ejemplar pichilemino, Maxa Kombucha, obtuvo una destacada medalla de plata en la categoría “picantes”.
Hace unos días, el teatro “El Casino de Caldes de Montbui” -en Barcelona- acogió la 2° versión de los World Kombucha Awards. Un evento dirigido por Jordi Canet, director de los WKA. La ceremonia contó con la presencia de ilustres invitados como Kendra Sepúlveda, presidenta de la Kombucha Brewers International, e Isidre Pineda, alcalde de Caldes de Montbui; así como premiados, patrocinadores, prensa e inversores, reuniendo un total de 150 asistentes.
Esta instancia nació con el objetivo de promover la excelencia en la calidad de la kombucha, así como su potencial comercial. En esta segunda edición, la participación fue un rotundo éxito, contabilizando un total de 250 kombuchas procedentes de 29 países; consolidándose como el concurso de mayor relevancia mundial en el sector.
Un jurado de 20 miembros, compuesto por catadores, profesionales del sector y consumidores experimentados, evaluó 18 categorías de sabor y dos nuevas categorías de bebidas fermentadas: agua de kéfir y ginger beer. Esta variada combinación permitió una valoración completa y de gran nivel en cada categoría.
KOMBUCHA LEVANTAMUERTOS Y LEVANTAPREMIOS
La reciente premiación de este naciente galardón alzó como protagonista a una kombucha chilena. Una con la fuerza del mar como bandera. Un producto premium, con un proceso que incluye jugos prensados en frío y largas fermentaciones. Hablamos de Maxa Kombucha, el proyecto -con epicentro en Pichilemu, VI Región- de Alberto Ferrero y Catalina Castillo; quienes obtuvieron medalla de plata en la categoría “picantes” con su bebida: Levantamuertos, cuya receta brilla por sus toques a limón, jengibre y ají verde prensados en frío.
Meses atrás, gracias a la gentileza de Sebastián Arenas de MarySal y Cerveza Kawil, tuvimos el gusto de conocerlos en persona y conocer más de cerca su propuesta. Al enterarnos de lo conseguido, retomamos contacto inmediatamente con ellos.
Con la enorme satisfacción por lo logrado y previo a tomar su avión de vuelta a Chile, Alberto –Apeto como le dicen en su círculo íntimo- volcó toda esa alegría a una breve entrevista con Mango Merkén Editorial relacionada a su emprendimiento y a su participación en el último World Kombucha Awards.
LA PASIÓN POR LOS FERMENTOS TRASLADADA A MAXA KOMBUCHA
Cuéntale al público más detalles sobre ustedes y sobre su propuesta…
Soy ingeniero civil de profesión, de origen español. Después de tres años ejerciendo como ingeniero, decidí emprender en hostelería persiguiendo mi pasión por la cocina. Previo al 2020 tuve dos restaurantes con muy buen pasar en Santiago, Ruca Bar y Bao Bar.
Tiempo después, ya desligado de esas operaciones y radicado en Pichilemu, orienté dicha pasión por la cocina hacia los fermentos. Siempre me han llamado mucho la atención. He hecho cerveza, kombucha obviamente, ginger beer, pan de masa madre, chucrut, kimchi, entre otros.
El proyecto de Maxa Kombucha surgió durante la pandemia. Nació como un laboratorio de fermentos, pero rápidamente la kombucha se transformó en la protagonista. Junto a Catalina, mi pareja y apoyo principal desde que partimos, encargada de todo el branding y difusión de la marca gracias a su expertise como publicista y diseñadora gráfica, empezamos a ver que tenía mucho potencial.
Recibimos muy buenos comentarios de gente cercana, mucha demanda. Le fuimos dando prioridad a este fermento por encima de los otros hasta el punto de convertirnos en productores; de kombucha, por ahora. No descartamos hacer más cosas a futuro, pero la alta demanda que hemos tenido desde que partimos no nos ha dejado pensar en hacer otras cosas, básicamente.
¿Cómo se dio la instancia de participar en el World Kombucha Awards?
Nuestro negocio venía creciendo de forma muy orgánica en base a la demanda. Siempre ha sido la demanda la que ha empujado nuestra producción. Nunca hemos salido a vender nuestro producto, siempre han venido a buscarlo.
Nos convertimos en la kombucha de Pichilemu. Y como tal, como localidad turística, durante la temporada alta recibe gente de todo el mundo. Especialmente de California, Australia, mercados importantes de kombucha. Aquello permitió darnos cuenta que los buenos comentarios extrapolaban el territorio nacional y podíamos codearnos con producciones extranjeras.
Así, decidimos enviar muestras al World Kombucha Awards. Es el Oscar de las kombuchas, por así decirlo. Es el único concurso internacional, a nivel global, que existe de kombuchas. Y el más prestigioso actualmente. Creíamos que podía tener un positivo impacto para la empresa.
¿Cuál fue la kombucha galardonada? ¿Qué la caracteriza?
La kombucha ganadora fue la Levantamuertos, una de nuestras variedades más conocidas, que obtuvo medalla de plata en la categoría “picantes”. Es una kombucha de té negro, que tiene una segunda fermentación con jugos prensados en frío.
Esto último es, sin duda, uno de los factores que nos diferencia en el mercado actual. Elaboramos las kombuchas con jugos prensados en frío, pensando en la entrega de un producto con la máxima calidad posible. Aquello, sumado a largos y laboriosos procesos de fermentación.
En este caso, la Levantamuertos se fabrica a partir de jugos prensados en frío de limón y jengibre. Y tiene ají verde también, lo que la hace un poquito especial y exótica. Se llama así porque, como se pueden imaginar, es un poquito picante y bien poderosa como energética. Algo así como una leche de tigre.
Esta medalla es relevante porque esta competición alberga 250 participantes con muestras provenientes de 29 países distintos. Lograr una medalla no es sencillo. Hay una ronda inicial donde obtienes un puntaje por tu producto. Si obtienes la nota suficiente, luego evalúan si cumple con ciertos estándares de producción y propiedades organolépticas. Si es apto, pasas a otra ronda donde los mejores ejemplares compiten entre sí y, a los tres mejores, se les otorga una medalla de oro, de plata y de bronce.
¿Qué representa para ustedes este logro?
Como instancia, significó conectar con grandes productores en un congreso internacional que se llevó a cabo, aparte de la ceremonia de premiación.
Pensando en nuestro enfoque innovador y la diferencia que buscamos en nuestro producto, viene a reafirmar los frutos que ha traído todo este proceso. Que estamos haciendo las cosas bien y que nos hemos ganado un lugar no sólo en la alimentación de nuestros fieles clientes, sino también a nivel mundial; posicionándonos como kombucheros y a Pichilemu como localidad costera en el mapa, agregó Catalina Castillo, la ya mencionada co-fundadora del proyecto.
Finalmente, apuntando a una invitación a visitarlos y a probar sus kombuchas en dicha ciudad costera de la VI Región… ¿Con qué se puede encontrar el público en la actualidad?
Tenemos una microkombuchería ubicada en el centro de Pichilemu, desde el pueblo y para el pueblo, con venta a granel, que cuenta con 6 líneas. Además, estamos presentes en distintos locales del sector. No siempre hay disponibilidad de todo, pero tratamos de tener la mayor cantidad de líneas posibles activas. También vendemos en formato botella y formato growler. De 1 y 2 litros.
Respecto al formato a granel, la gente puede traer su envase -apto para una bebida carbonatada lógicamente- y se lo llenamos, lo cual hace mucho más asequible el producto. Es una forma muy sostenible de trabajar y muy buena para la comunidad en la que vivimos, pensando en su frescura y calidad.
Lo último, lo pueden disfrutar a través de la Paplayera, con jugos prensados en frío de papaya, chilena y piña; que es nuestra variedad más dulcecita, tropical. Por otro lado, la kombucha clásica, que sería de té negro, de una sola fermentación; el sabor auténtico de la kombucha sin ningún agregado. Y también tenemos la Lu-pulenta, con agregado de lúpulos que se utilizan en las cervezas IPA. Especialmente en las IPA americanas, que son bien aromáticas y frutales.
Rescatamos esa esencia para llevarla al mundo de la kombucha. Así, la gente puede disfrutar del lúpulo en otro tipo de fermento, incorporándolo como un elemento innovador para la producción de Maxa Kombucha.