“Fuegos de octubre” lleva por título una canción de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, banda favorita del protagonista del siguiente relato, Claudio Arriagada. Octubre también es el mes aniversario de su bar, Santa Cebada. La música lo mueve y, en la rebeldía de dicha banda, se ve reflejado. Penquista e hincha de Fernández Vial por herencia de su familia obrera. Bohemio, cineasta y “punketa” -como define él mismo- por un carácter que forjó en las calles de Santiago. Una década atrás, se encontró con una de sus grandes pasiones alzando la bandera de la Cultura Cervecera con la apertura del “Santita” en la comuna de San Miguel. ¿El resto? ¡Es historia! Con sabor, por supuesto…
A Claudio Arriagada, el “Chispa” como es mejor conocido en el ambiente cervecero, bien lo conocemos desde nuestras participaciones en los pasados Festivales de Cervezas Experimentales y Santiago IPA Fest; eventos promotores de la Cultura Cervecera, que él mismo junto a un equipo de trabajo se ha encargado de impulsar desde la trinchera del movimiento artesanal.
Brindando este año junto a Mango Merkén en la 3° edición de ambas instancias, redobló la apuesta adelantando la llegada de los 10 años del Santa Cebada. ¡Qué mejor que celebrarlos con su Historia con Sabor!
UN ENCUENTRO CULTURAL
Hace un par de semanas atrás, un martes a la tarde, la primavera capitalina se dejaba caer con un intenso sol; con ese calor que invita a compartir una “cervecita” con amigos. En ese contexto visitamos la sede del Santita en San Miguel, en plena Gran Avenida. Como buen anfitrión, Claudio nos recibe con un refrescante schop -estilo Kölsch– de Cervecería Luthier. “De Los Ángeles, de los hermanos Carrasco”, apunta, dando hincapié en su propuesta regional, artesanal e independiente.
Entrar a Santa Cebada es entrar a una suerte de museo. Un encuentro cultural con la música, cervecería nacional e internacional, efemérides, arte, política, poesía, artículos de antaño, etc. Recorriendo cada rincón con el entrevistado, se detiene en tres momentos/recuerdos que –sin duda- son especiales para él.
En primera instancia, un cuadro de Los Redondos. Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, banda trasandina que con sus acordes y letras ha sabido darle ritmo a la rebeldía de Claudio Arriagada. A un costado, “Alexis y la copa”; el Chile campeón de América en 2015, triunfo que hizo vibrar la barra de su bar y a todo un país.
Por último, desde su intimidad, un mensaje grabado en la pared por un familiar que falleció hace algunos años atrás: “Mis mejores deseos para este proyecto que recién comienza. Por el ayer, por el hoy y por el mañana”. Palabras que lucen bajo otra frase que dice, “el presente es un ratito”.
HERENCIA VIALINA, NOSTÁLGICA Y MUSICAL
Avanzando hacia el fondo del local, vemos referencias a la música de Víctor Jara, postales de bares y un par de obras de serigrafía; una de ellas inspirada en su público fiel, la Guerrilla Cervecera, que los ha acompañado en cada batalla por levantar su propuesta. De pronto, llegamos a una cálida terraza, que da pie para seguir avanzando en la historia personal de Claudio Arriagada. ¿De cuántos schops estamos hablando? – Dice con una sonrisa previo a darle rienda suelta a la memoria.
“Soy de la generación ochentera. Nacido en Concepción, de familia de clase obrera. Mi abuelo, trabajador de la construcción. Gracias a una época que vivimos en Chiguayante nace otra vinculación con otra pasión que tengo, el Vial”. Declarado hincha de Fernández Vial -por dicha herencia obrera- uno de los equipos de fútbol más populares del sur de Chile. “El Vialito es un sentimiento”, recalca.
A temprana edad, se mudó a Santiago junto a su madre en búsqueda de nuevas oportunidades. No obstante, mientras en el altoparlante se escucha “Sólo tú” del Bloque Depresivo, el protagonista destaca que siempre volvió al sur. Vacaciones, feriados, siempre. “Todo penquista tiene dos cosas. Nostalgia, Conce es una ciudad muy nostálgica. Y en cierta forma, la música”, detalla.
LA REBELDÍA CAPITALINA
Buscando la génesis de su personalidad rebelde, se autodefine como “punketa” y, en las calles de Santiago, grafica diversas situaciones que perfilaron esta actitud ante la vida. “Frecuentaba mucho Barrio Brasil. Mucha bohemia, Galpón Víctor Jara. Un lugar súper potente para mí. Anarkia Tropikal, Juanito Ayala, La Floripondio, Banda Conmoción. Todo ese movimiento de la nueva cumbia chilena se forjó ahí”.
“Punk, rock, ska, reggae, cumbia, ahí se hiló algo que he tratado de reproducir musical y estéticamente en el Santa. Recuperando las raíces, lo andino, lo independiente, lo contracultural también”, agrega.
En ese mismo sector desarrolló su perfil creativo, estudiando cine en la Universidad de Arte y Ciencias Sociales. “Aquí fue donde logré cristalizar todo este sentido crítico, rebelde. En el cine encontré cabida para poder expresarme”, reconoce. Su aventura universitaria también incluyó el primer apronte hacia la Cultura Cervecera…
En 2006-2007, trabajó como garzón en el mítico Yungay Viejo, un bar cervecero en Barrio Yungay. Fue mi primer encuentro con la cerveza artesanal. Ahí conoció el negocio, los proveedores, el trabajo en barra, cocina. ¡Se enamoró de la vocación de servicio! “También vendía imanes en la universidad, noté que era bueno para los negocios. Teníamos un preuniversitario popular además donde aprendí de la autogestión”, añade.
¿MI PROPIO BAR?
Como cineasta, se dedicó principalmente a la publicidad y a las producciones independientes. Documentales, series. Temáticas de memoria, programas infantiles, cortometrajes. “Era productor, aprendí mucho sobre presupuestos y planificación. Ponerse un objetivo por delante y desarrollarlo. “Eso me sirvió tanto para el futuro local, como para los festivales que impulsé a posterior”, concluye.
Así, tras un periplo negativo en términos laborales y un cuestionamiento hacia lo que vendría en términos personales –con una hija de por medio- entre 2013 y 2014 un viejo anhelo comenzó a marcar la ruta para la apertura del Santa Cebada en San Miguel. “Tengo sólo una bala de plata, voy con todo con ella”, señaló en su momento apostando por algunos ahorros y a una pequeña ayuda familiar.
Rememorando los inicios del local en 2014, la memoria lo lleva a los restobares que visitaba cuando joven. “Observaba mucho el servicio de los garzones, la decoración, el ambiente. Tuve la suerte de ir varias veces al Bar Serena en Barrio Brasil, y siempre fui acumulando unas ganas de que si algún día tuviese un bar, va a ser de esta forma”, indica.
Todo, inspirado en la calidad de la atención, del producto, de la comunión alrededor de la barra. “Qué voy a hacer el resto de mi vida, qué camino tomo, me pregunté. Y ahí uno se encuentra con sus pasiones, con las cosas que te mueven”, afirma.
ALABADO SEA EL SANTA CEBADA
Dejando de lado el cine y otras actividades, tras dedicar turnos de casi 18 horas para que su propuesta tomara fuerza, entre 2014 y 2019 el “Santita” -como acuñaron sus propios parroquianos- se posicionó como uno de los protagonistas de la escena cervecera artesanal en Santiago: “Ya había entendido que esto era lo que se venía. Un bar cervecero, con cerveza local y artesanal. Y en la marcha blanca hicimos un testeo de nombres y Santa Cebada arrasó”.
Después de agotar el último stock de cervezas industriales –que significó la transición del antiguo bar ubicado en el lugar, al nuevo- esta cantina de barrio empezó a mostrar una nueva cara; alzando la Cultura Cervecera en lo más alto con el movimiento artesanal e independiente como bandera. Detrás por supuesto, la Guerrilla Cervecera, que abrazó el proyecto comprendiendo el trabajo de diversas cervecerías nacionales con las que brindaban jornada tras jornada.
En el corazón de Claudio quedó la Animal de Spoh (DIPA); una doble IPA refrescante y con carácter a la vez, que en cada sorbo dejaba entrever la popularidad con la que su espuma subiría entre el público capitalino y chileno en general.
Después de un explosivo crecimiento, el mismo público –enamorado del ambiente, la música y la oferta cervecera- aclamó por una ampliación del local; lo que determinó la inclusión de la terraza, que llegaría en el momento justo para subsistir el delicado momento de la pandemia, y la posterior apertura hace algunos meses del segundo Santa Cebada en Barrio Italia.
Como propuesta gastronómica, en el templo cervecero de San Miguel disfrutamos además de un Crudo Chilenero (posta negra, jugo de limón, cebolla morada, pepinillos, cilantro + aceitunas sevillanas, tostadas, alcaparras y mostaza antigua; Cevichón Santero (veggie en base a champiñón y fondos de alcachofa); Pizza de las Cuatro Carnes (plateada, pepperoni, camarón, pollo); Papitas Santa Cebada (c/ pollo, camarón, cebolla caramelizada y tres huevos).
CENTRO CULTURAL SANTA CEBADA
Siempre con un espíritu colaborativo, el centro de extensión del Santa Cebada –como dice el entrevistado- le quedó corto. Aquello implicó, desde 2022, fomentar los ya mencionados Festivales de Cervezas Experimentales y el Santiago IPA Fest. Poniendo la lupa sobre el primero de estos, Claudio señala la intención de mostrarle a Chile y al mundo la riqueza de las Grape Ale. Un estilo que fusiona el mundo de la cerveza con el del vino, y que pueda traer provechosos réditos a la escena nacional en el futuro como una variante propia de nuestro territorio.
A futuro, este promotor de la Cultura Cervecera adelanta la realización en marzo de 2025, de la primera versión del Santa Cebada Beer Fest en Matucana 100.
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Dirección: Gran Avenida 5890, San Miguel / Santa Isabel 0399, Barrio Italia
Horarios: San Miguel, de lunes a viernes desde las 17 hrs / sábado desde las 18 hrs. Barrio Italia, martes a viernes desde las 17 hrs / sábado desde las 14 hrs
Instagram: @santacebada (carta y reservas en el link de la biografía)