Gastón Maturana es un agricultor de la VI Región, que lleva más de 30 años apostando por el rescate del maní chileno. Trabajando en familia, ha sabido cultivar lo mejor de Tostaduría Corcolén para dar la pelea por su mayor sueño: industrializar la semilla del maní chileno. ¡Te invitamos a conocer su inspiradora Historia con Sabor!

¡Septiembre es un mes de tradiciones! Y no hay tradición más significativa que dedicar un tiempo a recorrer nuestro país. Hemos llegado a la última parada de nuestra Ruta con Sabor por la VI Región. Disfrutamos de todo el sabor de Greña – Panadería y Pastelería y admiramos la obra del alfarero ancestral, Juan Barrera.

Hoy damos la bienvenida a la primavera comiendo maní chileno, con los hermosos paisajes del Valle del Cachapoal de fondo. De San Vicente nos trasladamos hasta Corcolén, por un camino que invita a adentrarnos en una nueva Historia con Sabor; la de Tostaduría Corcolén. 

Ahí nos reciben Gastón y Pilar Maturana, padre e hija, quienes llevan más de 30 años cultivando y elaborando el mejor maní de la VI Región.

«Esta es una zona rica en cultivos de maní. Años atrás partió con la uva para chicha, luego el maní, pero estos se fueron cosechando cada vez menos. Hoy se trabaja mucho el tomate, pero buscamos que el maní vuelva a ser la estrella de la zona», dice Gastón invitándonos a conocer su fábrica.

CON EL MANÍ «DEBAJO DEL BRAZO»

Gastón Maturana es oriundo de Corcolén, nacido y criado. Sus primeros recuerdos, se remontan a la imagen de su papá trabajando la tierra como agricultor. Y también los de su madre, como una destacada profesora de la zona. 

«Yo me crié alrededor del maní, me gusta mucho», recalca a raíz de su destino que iba de la mano con el trabajo de la tierra. Si bien de su familia no heredó el cultivo del maní, trabajó desde temprana edad como agricultor en distintos campos del sector. Así fue haciendo amistades que sí se dedicaban al maní y le transmitían sus conocimientos. «Aparte de trabajar nos juntábamos harto en nuestras horas libres», comenta Gastón. 

En sus reuniones preparaban su famosa malta con maní. Un brebaje que idearon por el sabor que le podía entregar el maní a la malta. ¡Fue un exitazo! Hoy en día, un clásico de Tostaduría Corcolén tanto en su fábrica como en sus exposiciones en ferias artesanales.

TOSTANDO MANÍ EN LA CAPITAL

En búsqueda de nuevas oportunidades laborales y visitando a uno de sus hermanos, a finales de los 80′ viajó a Santiago; radicándose por unos años en la capital. Coincidencia o no, se topó con que su hermano trabajaba en una tostaduría en el reconocido Mercado Tirso de Molina. No dudó y se puso a trabajar con él, aprendiendo a confitar y desplegando su sabiduría y contactos alrededor del maní. 

Juntos formaron una gran sociedad, convirtiéndose en uno de los locales que más vendía maní en la capital; que también se llamaba Corcolén, dándole aún más atributos a la fama de la zona por sus cultivos de maní.

Gracias a este éxito, Gastón pudo comprar un terreno en Corcolén. El mismo en el que nos recibió, con más de 30 años de historia trabajando el maní.

Como anécdota recuerda las eternas noches que pasaban tostando maní. En ese tiempo, sólo un caballero en el mercado tenía una tostadora. Este la prestaba, pero sólo por las noches. Por ende, Gastón y su hermano se amanecían tostando maní; ahí nació la idea de copiar el modelo. Y junto a un maestro, construyeron la mítica tostadora de Tostaduría Corcolén. 

«Lleva más de 30 años funcionando y le doy 30 más seguro», dice el emprendedor.

EL REGRESO AL CAMPO CON TOSTADURÍA CORCOLÉN

Con el tiempo, Gastón formó familia y el estilo de vida en Santiago no era el que pretendía para sus hij@s. «Sin ofender a nadie, vivíamos en un barrio complicado», reconoce. Con esto en mente, la vuelta a Corcolén era más que lógica. 

Casi como repitiendo la historia, Gastón sonriendo nos cuenta que sus cuatro hij@s se criaron también alrededor del maní. «Más desordenando que ordenando», señala riendo. «Es verdad», añade Pilar riendo también.

Mudando su negocio a Corcolén y deshaciendo la sociedad con su hermano, Gastón edificó su fábrica en un galpón que su madre le obsequió. Esa fue la primera parada de Tostaduría Corcolén durante los 90′ y 2000′, ofreciendo distintos servicios de producción y empaquetado de maní (chileno y argentino) y frutos secos, con distribución mayorista y minorista.

Y con una misión como propósito principal: ir al rescate del maní chileno, trabajando el arado de hierro tirado por caballos, a la manera antigua. Ni el terremoto de 2010 que derrumbó maquinarias, sueños y casas en Corcolén, pudo frenar el deseo de Gastón de rescatar este producto auténtico de la zona.

Siempre pensando en el negocio como una propuesta familiar, sus hij@s se involucraron en Tostaduría Corcolén y apoyaron el desarrollo de esta para dar paso a las nuevas raíces del emprendimiento; con Pilar liderando las comunicaciones de la empresa y convirtiéndose en una ilustrada en el mundo del maní.

«DANDO LA PELEA» POR EL MANÍ CHILENO

Esta lucha porque no desaparezca el maní chileno, viene dada por su complejo y artesanal proceso de producción, que además es de alto precio en comparación a la semilla importada (que habitualmente viene de Argentina). L@s campesin@s de la zona, muchas veces optan por esta última o sencillamente reemplazan las plantas de maní por frutales.

Apostando por dar todo de sí para cambiar este paradigma, Gastón viajó a Córdoba – Argentina. En esta localidad estaba todo pasando alrededor del maní, con una industria gigante impulsando este negocio. «Vendí una máquina que hacía mantequilla de maní y me fui. Quería saber más sobre cómo trabajar las semillas del maní y comprar las mejores maquinarias», reconoce. 

Alojando algunos días en el terminal de buses y otros en hostales para descansar mejor, y bebiendo un litro de leche y un sándwich diario, Gastón logró su cometido. Y además, forjó grandes lazos de amistad con «manicer@s» cordobeses.

HASTA INDUSTRIALIZAR LA SEMILLA DEL MANÍ CHILENO

Gastón trasladó todo ese conocimiento absorbido en el país trasandino a Tostaduría Corcolén. Y también la mejor maquinaria para impulsar aún más su negocio. Ahora bien, la lucha por el rescate del maní chileno no ha sido sencilla. «Siempre pasa algo», apunta. Como las lluvias que este año arrasaron con gran parte de su cultivo. 

De todas maneras, igual tuvimos el privilegio de probarlo; confitado, de menor tamaño que el clásico argentino que siempre comemos, pero con mucho más sabor. Sin duda, uno de los productos estrella de Tostaduría Corcolén es su maní confitado con opciones saborizadas. También puedes comprar su maní natural y con cáscara. Y los tradicionales «con sal» y «sin sal». 

El grueso de la venta se va a distribuidoras en distintas ciudades. Atent@s en regiones porque están llegando a Rancagua, Temuco, Coyhaique, entre otras ciudades. Ya sabes cómo buscar todo su sabor: Tostaduría Corcolén.

Brindando con una malta con maní que estaba exquisita, Gastón y Pilar también te invitan a conocer su fábrica; con tours guiados donde puedas escuchar de ellos mismos más detalles de su Historia con Sabor. ¡Y todo sobre el maní chileno y su cultivo!

Además de caminar por debajo de sus hermosos almendros, de dónde sacan almendras que también tienen a disposición. «Tenemos cerros, río, los tours, rico maní. Vengan a visitarnos», dicen.

Forma parte de este entretenido panorama y estarás ayudando al sueño de Gastón y su emprendimiento: industrializar la semilla del maní chileno.

Comparte esta Historia con Sabor de Mango Merkén y cuéntales a tus amig@s de este increíble y sabroso panorama en Corcolén. Y encuéntralos este 7-8-9 de octubre en la Plaza de Armas de Requinoa.

Dirección: Corcolén S/N, Malloa, VI región

Horarios: lunes a viernes de 8:00 a 17:00 hrs

Instagram: @tostaduriacorcolen / Web: www.tostaduriacorcolen.cl

Teléfonos: +56993612018 – +56985562923 / Correo: gastonmaturana@hotmail.com